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Aprender a estrechar el Estrecho

  • Una ONG organiza jornadas en los institutos para reflexionar sobre el fenómeno de la inmigración

"Esto es lo que hemos vivido y compartido acercándonos hacia la otra orilla..." Así se presentan las fotografías y explicaciones que, en forma de exposición, sirven de telón de fondo al proyecto Estrechando el Estrecho. Con él se pretende hacer reflexionar a los escolares a través de debates, actividades y juegos sobre el fenómeno de la inmigración. ¿De dónde vienen? ¿Por qué se van de su país? ¿Qué buscan? ¿Son muy diferentes a nosotros? ¿Qué piensan de los españoles? ¿Y nosotros de ellos? Esta semana la ONG Tareas Solidarias-Caravana por la Paz visita a los alumnos de Cuarto de ESO del colegio Virgen de Gracia e intenta transmitirles sus experiencias trabajando en Marruecos, al otro lado del Estrecho.

"Nuestra ONG tiene dos patas, una en Marruecos y otra aquí. Por una parte, realizamos actuaciones allí y por otra, tratamos de sensibilizar a la gente de aquí sobre la inmigración", explica una de las voluntarias, Zaida Serrano. Con esta campaña, apoyada por el Centro de Iniciativas de Cooperación al Desarrollo (CICODE), de la Universidad, se persigue, ante todo, hacer pensar a los niños. "No les damos nuestra opinión, no es eso lo que pretendemos. Lo que intentamos es que se formen la suya propia, que tengan una actitud crítica cuando vean la tele o cuando oigan a alguien decir que los negros huelen mal o cosas así", continúa Serrano.

Palabras como asimilacionismo, integracionismo o interculturalismo se entienden un poco mejor después de oír un par de ejemplos y las imágenes de tribus con las caras pintadas o de la peregrinación a la Meca no parecen algo tan lejano o extraño si se contrastan con fotografías de una mujer occidental maquillándose o de la gente acudiendo a ver al Papa durante su visita a España.

Por supuesto, también hay tiempo para el debate. ¿Cómo ven los españoles a los extranjeros? "Muchos dicen que no son racistas pero luego los rechazan. Si por ejemplo les ha robado una vez un negro, ya rechazan a todos los negros", opina Ana del Toro. Su compañero Daniel Hinojosa levanta la mano. "Mis padres, sin embargo, tuvieron que emigrar hace años a otro país y luego volvieron y por eso saben lo que es. Además, a ellos los trataron muy bien allí", relata.

Después toca ponerse manos a la obra. Es el turno de las cartulinas y los rotuladores. A veces ni uno mismo es consciente de los prejuicios que tiene. La actividad consiste en leer un texto sobre "la exótica cultura de los Soeporue" y hacer un dibujo sobre cómo se la imaginan.

"La creencia principal de los Soeporue es que el cuerpo humano es feo", arranca el texto. Asustados de las enfermedades, los Soeporue acuden a los curanderos, a los que se debe recompensar con regalos. Pero ellos no proporcionan las pociones curativas. En lugar de eso los escriben en un lenguaje antiguo y secreto que sólo comprenden ellos y los herbolarios, quienes a cambio de otro regalo les dan los amuletos necesarios. "El ritual dedicado a la boca incluye una práctica repulsiva para el no iniciado. Consiste en insertar una varilla con pelos de cerdo impregnados en polvos mágicos en la boca".

Divididos en grupos, los niños pintan cada uno cómo se imaginan a los Soeporue: un negrito de África ataviado con un taparrabos, un altar donde guardan los polvos y pociones mágicas... Unos piensan que podrían vivir en México, otros los sitúan en Brasil... Nadie se imagina que puedan estar tan cerca, y es que al final, al darle la vuelta a la palabra, se dan cuenta de que se trata de los europeos (soeporue al revés). Efectivamente, el texto podría haber sido escrito por alguien que viera la cultura occidental desde fuera y que se quedaría tan extrañado de nuestras costumbres como nosotros a veces de las de los demás. En el fondo, al parecer, no somos tan distintos.

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