La cinta narra la progresiva pérdida de visión de Julia y su carrera contrarreloj para descubrir al asesino de su hermana gemela, Sara, y mientras su visión se deteriora, se ve obligada a enfrentarse a los mismos terrores y miedos que acechaban a su hermana. Los ojos de Julia cuenta con los mismos productores de otro filme protagonizado por Rueda que también inauguró una edición anterior de Sitges, El orfanato.
En la presentación de la película, Belén Rueda ha comentado que su personaje hace "un viaje emocional", que permite al espectador ver al principio a "una mujer con una enfermedad degenerativa, que, para que la enfermedad no avance, necesita de una vida rutinaria y tranquila". Julia, añade la actriz, sufre dos pérdidas en ese viaje emocional, la de los seres más queridos y la de su propia visión, y eso le lleva a experimentar "una transformación brutal" y a superar una disyuntiva: o acaba deprimida u opta por seguir viviendo.
Resta importancia al esfuerzo físico que requiere su personaje -"cansado es trabajar en la mina"- y asegura que los momentos más duros del rodaje, especialmente cuando las condiciones climáticas eran más duras, con lluvia o con frío, se superaron en gran parte por el "ambiente eufórico de todo el equipo, que hemos querido dar el máximo".
Para preparar su personaje, reconoce que fue de gran ayuda tener al lado a Lluis Homar, que ya interpretó a un ciego en Los abrazos rotos, de Pedro Almodóvar, y la asesoría de miembros de la ONCE, aunque matiza que "Julia es algo diferente, por cuanto no es ciega desde un principio y debe pasar primero por el proceso de la negación, del 'no me puede estar pasando esto".
Guillem Morales define su película como "un thriller con elementos terroríficos", en el que Julia afronta su "viaje a la ceguera como un duelo, el mismo duelo por la perdida de algo como la visión o de un ser querido". En su transición, la protagonista, dice Morales, debe enfrentarse a todos sus miedos, conglomerados con el gran miedo, y trata de buscar respuestas a múltiples preguntas como "¿me dejará la persona a la que quiero?, ¿recuperaré la visión?, ¿dependeré de alguien?".
El director se declara un "defensor del género", porque cree que se puede hacer un thriller con elementos terroríficos, aunque "también puedes hablar de la verdad, puedes hacer género englobando dentro la denuncia social o la comedia" En relación a la estética del filme, Morales ha comentado que finalmente se decantó por una "estética típica del comunismo europeo" en lugar de la estética gótica que le sugería el productor y director mexicano Guillermo del Toro.
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