Ciencia hoy

El Big Bang tendrá que esperar

  • El jefe del Grupo de Vacío del CERN, el granadino José Miguel Jiménez y Carvajal, explica la importancia del Gran Colisionador de Hadrones, un particular túnel del tiempo, que se mantendrá en silencio hasta abril, debido a una compleja avería

El Universo no lo pone fácil para mostrarse al público tal y como es. El ambicioso invento que puede revelar sus secretos se ha estropeado como lo hace una televisión, sin saber muy bien por qué. La comparación puede resultar simplista, por supuesto no habrá imágenes, pero algo que tienen en común es el sueño de la recreación.

El Gran Colisionador de Hadrones (LHC), que puede 'rehacer' las condiciones que existían segundos después del Big Bang, comparte con una antigua televisión de tubo catódico los principios de su funcionamiento. El atarfeño José Miguel Jiménez y Carvajal, jefe del Grupo de Vacío del CERN, lo explica así: "En un televisor un campo eléctrico se encarga de acelerar los electrones emitidos por un filamento metálico, y un campo magnético los desvía en el plano horizontal o vertical". En el acelerador ocurriría algo muy parecido, aunque llevado al límite del avance tecnológico, claro está.

Su principal objetivo es responder a uno de los mayores enigmas de la historia: encontrar la partícula, denominada bosón de Higgs, que explicaría la masa del Universo, puesto que en el modelo físico actual masa y materia no se corresponden. Se halle o no esa partícula, supondría una revolución histórica: en el primer caso, se corroboraría la Teoría Estándar. Si no, "habría que dar un giro copernicano y tendríamos que volver a replantearnos todo", afirma Salvador Martí, investigador del Instituto de Física Corpuscular de Valencia, que colabora con el CERN. "Si no existiera el bosón de Higgs -Jiménez va más allá- no se podría explicar por qué falta masa en el Universo".

Retroceder en el tiempo para saber qué pasó una fracción muy pequeña de segundo después del Big Bang es la finalidad del LHC. Una meta tan ambiciosa que podría determinar que la materia ordinaria que conocemos es sólo una pequeña parte de la que existe y permite el funcionamiento del Universo. Algo comparado a la demostración que hizo Copérnico de que la tierra no era el centro del Universo o Darwin con la teoría de las especies.

Tal es la complejidad de la máquina que aún los científicos, diez días después de la avería, no han descubierto lo que la motivó. "La investigación está siguiendo su curso", explica el investigador granadino, pero hasta la primavera del próximo año este particular 'túnel del tiempo' se mantendrá silencioso.

Se necesitan unas semanas, primero, para devolver el acelerador a la temperatura ambiente (unos 20º)que permita abrirla y ver lo que ocurrió dentro, y después enfriarla llegando a alcanzar los -270º que permitan el proceso de aceleración de partículas. "Esto nos llevaría aproximadamente hasta noviembre", que es justo el mes en el que el CERN 'cierra sus puertas' para comenzar las tareas de mantenimiento hasta el mes de abril.

Ocho sectores completan el túnel circular de 27 kilómetros colocado entre Francia y Suiza. El sector 3-4 "era el único que no se había alimentado aún de campo magnético", dice Jiménez. "Tras la inyección del haz de protones de septiembre, cuando iba subiendo la corriente, se produjo una avería del circuito eléctrico que provocó un fallo entre dos imanes del acelerador , parando todo el sistema".

En abril se volverá a empezar de nuevo pero el tiempo que dure la investigación no está definido. La espera merecerá la pena pues, como expresan los científicos, "estamos a punto de llegar a un descubrimiento histórico".

La Física de Partículas y la Astrofísica han confirmado teóricamente principios postulados por Einstein como la materia oscura, que no se ve pero sin la que no se puede explicar la creación y dinámica del universo, según explicaba el Nobel de Física Carlo Rubbia. Estos postulados, basados en el movimiento de las galaxias y en la espectrofotometría, sostienen que el universo no se expande -lo que conduciría a su desaparición- ni se contrae -lo que provocaría que regresara al Big Bang inicial-, sino que sigue un modelo parabólico de rotación que sólo puede explicarse por la existencia de la materia oscura.

En el LHC se lanzarán dos haces de protones en dirección opuesta. Correrán a un 99,9999991% de la velocidad de la luz y cuando choquen -colisionarán en cuatro puntos concretos- recrearán las condiciones que reinaban inmediatamente después del Big Bang.

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