La Schleswig-Holstein Festival Orchestra, dirigida por su titular, Rolf Beck, llevó anoche al Palacio de Carlos V la magistral obra de Joseph Haydn La creación, una composición de una belleza insólita y un gusto exquisito que servía del puente entre el clasicismo y el Romanticismo. La orquesta sonó con una fuerza tremenda. No en vano, cada año se seleccionan, mediante una serie de duras y exigentes audiciones, a los músicos jóvenes más brillantes del mundo. Quien quiera estar en la orquesta tiene que demostrar que es un fuera de serie. Como premio, tendrá la oportunidad de tocar bajo la batuta de los directores más importantes del mundo, desde Lorin Maazel a Christoph Eschenbach.

La formación se mostró compacta bajo la dirección de un Beck totalmente preciso, poderoso con la batuta y muy buen conocedor de la partitura de Haydn. La presencia de la orquesta en Granada dio más empaque al certamen granadino, que este año está teniendo unos tremendos aciertos en la programación sinfónica y que vivió en su jornada inaugural el lujo de ver dirigir a Zubin Mehta. La actuación de anoche resultó redonda en cuanto al sonido, grandiosa y llena de belleza. 

La Schleswig-Holstein Festival Orchestra volverá a sonar mañana por la noche con la Segunda sinfonía, de Mahler, bajo la dirección de Christoph Eschenbach, algo que se intuye excepcional.