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Brooks proclama la importancia de la escritura en 'Los guardianes del libro'

  • La ganadora del Pulitzer narra la historia de la Haggadah de Sarajero, una reliquia bibliográfica

Un ancestral manuscrito hebreo y sus insospechados salvadores sirven a la ganadora del Pulitzer Geraldine Brooks para reivindicar la importancia social de la escritura en todas sus formas en Los guardianes del libro, novela con marcada vocación de best seller que RBA publica en España el próximo jueves.

"Los libros lo son todo. Expresan cómo somos a través del tiempo y ahí es donde radica su peligro", explica Geraldine Brooks, quien regresa a la actualidad literaria tras ganar en 2006 el Premio Pulitzer por su anterior novela, March.

Brooks adorna de ficción la historia real que encierra la Haggadah de Sarajevo, una reliquia bibliográfica escrita e ilustrada a mano que narra la génesis del pueblo hebreo y que fue descubierta en 1996 en el Museo Nacional de Bosnia-Herzegovina, cuando Brooks cubría como periodista el conflicto armado de la zona.

Los guardianes del libro es el relato de un asombroso periplo a través de cinco siglos de turbulenta historia para el ser humano, de la fortaleza de un delicado volumen creado en la España del siglo XV, en el periodo de convivencia entre judíos, musulmanes y cristianos, y que "sobrevive a la Inquisición, el genocidio, el exilio o la guerra" gracias a sus protectores, todos ellos inventados por la escritora.

Entre esos personajes defilan un cura católico, un bibliotecario musulmán o un rabino, figuras dicotómicas que "son el resultado de los más nobles y los más bajos instintos a la vez, y por ello luchan contra un impulso insano", tal y como imponen las exigencias creativas de esta escritora australiana de nacimiento y nacionalizada estadounidense.

Este manuscrito real "atizó" la imaginación de Brooks, escritora "en permanente estado de búsqueda" que en esta obra reconstruye este viaje a través de las investigaciones de una conservadora de libros que descubre entre sus páginas pequeñas pistas de su pasado.

El ala de un insecto, un grano de sal o una mancha de vino completan los pasos perdidos entre la caída en desgracia del libro judío, coincidiendo con la Reconquista española, y su aparición en el Sarajevo moderno, donde vuelve a ser testigo de la misma catástrofe: una sociedad multicultural, próspera y tolerante que queda destruida.

"Es un terrible instinto en la naturaleza humana -lamenta-. Cada vez que surge la posibilidad de crear sociedades que celebran la diferencia, construir con ello una poderosa cultura común en la que aprender a través del intercambio, permitimos que la alienación y el miedo crezcan y destruyan todo ello, obligando a la sociedad a siglos de recuperación para retomar la gloria perdida".

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