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La obra de Caravaggio hallada en un trastero en 2004 tienta a los museos

  • El controvertido cuadro ha sido tasado en "no menos de 120 millones de euros"

La controversia que rodea siempre a las obras atribuidas a Caravaggio revive ahora en torno a un cuadro hallado hace 12 años en Toulouse. Los dueños de la obra la presentaron ayer en París, donde se mostró por vez primera a la prensa. Se trata de un óleo sobre lienzo de 144 por 173,5 cm. que representa a Judith decapitando a Holofernes.

La obra fue encontrada por casualidad en 2004 en un falso techo de un trastero de la citada ciudad del sur de Francia, cuando los propietarios de la vivienda se vieron obligados a cerrar una fuga de agua. El estilo y la temática apuntan a que se trata de un caravaggio, pero el proceso de atribución en el caso del pintor es siempre complicado, pues el artista lombardo nunca firmaba sus cuadros y además su obra fue objeto de infinidad de copias.

Eric Turquin, director de la casa de tasación elegida por los dueños para determinar su autoría, sostiene que esta vez todo hace indicar que es una auténtica pintura del italiano. Pero "ningún trabajo de Caravaggio hallado ha tenido un total consenso, siempre hay controversias", reconoce.

Sabedor de que es juez y parte, Turquin se apoya en el análisis de Nicola Spinoza, ex director del Museo de Nápoles y considerado uno de los grandes especialistas en Caravaggio. Según el peritaje de Spinoza, "la iluminación particular, la energía típica de Caravaggio, sin correcciones, con un pulso firme, y las materias pictóricas, hacen pensar que este cuadro es auténtico". "Hay que reconocer en la tela un auténtico original del maestro lombardo (...) aunque no tenemos ninguna prueba tangible e irrefutable", reza el informe del especialista.

El que hizo el Museo del Louvre, cuyos expertos lo analizaron durante tres semanas, no fue concluyente. Aunque hizo que el Gobierno francés firmara un decreto por el cual, a título preventivo, se prohíbe que el cuadro salga del país. Otra prueba, para Turquin, de que los indicios son sólidos. Otro de ellos es que, por testimonios de la época, se sabe que Caravaggio pintó una Judith decapitando a Holofernes. Una de sus versiones, realizada probablemente en 1599, se encuentra en la Galería Nacional de Arte Antiguo del Palacio Barberini de Roma.

Los expertos de Turquin creen que el presentado ayer fue pintado entre 1600 y 1610, al final de la vida del artista. En el siglo XVIII su rastro lleva hasta España, donde sirvió, en el ejército napoleónico, un antepasado de los actuales propietarios del cuadro; "del cuadro más importante encontrado en el último cuarto de siglo de uno de los genios de la pintura universal", sostiene Turquin, cuyo gabinete lo ha tasado en "no menos de 120 millones de euros".

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