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Comunión y éxtasis en la iglesia del pop

Documental. Estados Unidos, 2009, 112 min. Dirección: Kenny Ortega. Fotografía: Kevin Mazur. Música: Michael Jackson, Michael Bearden. Cines: Cinema 2000, Kinépolis, Multicines Centro, ArteSiete Alhsur.

Con una promoción a la altura del mito y las circunstancias de su muerte, el anuncio de dos únicas semanas en cartelera y una venta anticipada de entradas desde hace más de un mes (el exhibidor nos cuenta que la demanda no ha sido tanta como se esperaba), llega al fin a las salas el último documento filmado, que sepamos, de la vida artística del que un día Elizabeth Taylor bautizara como Rey del Pop. Mesías del Pop, podríamos decir, a tenor de la veneración casi religiosa que le profesan, entre lágrimas y una excitación casi mística, o eso es al menos lo que vemos y oímos, los privilegiados bailarines, músicos y demás miembros del equipo técnico-artístico que lo acompañan durante los ensayos en Los Ángeles del espectáculo con el que Michael Jackson pretendía volver a (y despedirse de) los escenarios en una serie de cincuenta conciertos en Londres.

Porque, aclaremos, This is it no es más (ni menos) que eso, la filmación casi en bruto, inicialmente concebida como material de archivo interno, apenas adornada por algunos retoques de última hora y un montaje más bien austero, de los ensayos previos (de abril a junio de 2009) de esa gira truncada por la inesperada y turbia muerte del artista, un jukebox continuo con sus mejores éxitos en estado de esbozo o preparación, un canto típicamente norteamericano a la profesionalidad incuestionable de las gentes del mundo del espectáculo y, cómo no, una hagiografía del mito en acción y aparente plenitud de facultades más allá de su edad, sus rarezas y excentricidades. Un mito que conserva su aureola divina y al que nunca vemos de cerca, un mito al que apenas escuchamos susurrando unas palabras sobre cuestiones técnicas, sobre su cándida preocupación por el mundo y la ecología o bendiciendo a Dios y a los suyos, amén, bajo la pudorosa mirada de un Kenny Ortega (High School Musical) más pendiente de la pirotecnia escénica del evento que de cualquier otro asunto estrictamente cinematográfico, aspecto éste apenas disimulado con unas cuantas escenas de pantalla partida e insertos de los números audiovisuales que se preparaban para la gira.

Es precisamente a Ortega, productor y maestro de ceremonias de todo el tinglado, a quien escuchamos decir, ya casi al final del extenuante documental, un "bienvenidos a la iglesia del rock'n'roll" que busca la comunión del grupo y condensa a la perfección el propósito laudatorio y la esencia santificadora de una película casi exclusivamente apta para fans devotos del creador de hits incuestionables como Billy Jean, Thriller o Beat it.

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