arte

Demasiados interrogantes

  • El Centro Lorca acoge 'El Público', una muestra con aciertos pero que deja de lado a los artistas de la ciudad y ofrece un regusto pobre.

Fue el pasado julio cuando se llevó a cabo la presentación política del edificio levantado en un lateral de la granadina plaza de la Romanilla, a un paso de la catedral. Fastos oficialistas y cierre hasta el pasado 18 de septiembre cuando se inauguró la primera exposición, todavía, sin el contenido para el que ha sido construido un espléndido espacio cuyo destino final será la conservación de los fondos de la Fundación Federico García Lorca que, actualmente, se encuentran depositados en la Residencia de Estudiantes de Madrid, lo que permitirá el estudio de la obra del genial escritor, así como otras actividades culturales. Hasta aquí, todo más o menos dentro de una lógica. El Centro es un edificio imponente que cuenta con un teatro, una gran sala de exposiciones y una impresionante cámara acorazada de acero corten donde se albergará, en su día, cuando Dios quiera, como diría mi abuela, el legado del poeta.

Lo que a nosotros nos ocupa es la primera exposición, la que va a servir de referencia para todo lo que pueda llegar. La misma ofrece muchos matices dignos de ser comentados. En primer lugar, la elección de los artistas. Si Granada fuese una ciudad donde el arte contemporáneo pasara desapercibido, donde existieran pocos artistas de reconocido prestigio y escasos planteamientos dentro de la creación más inmediata, nos parecería lógica y necesaria la búsqueda de autores de fuera que prestigiasen esta puesta en escena de un espacio llamado a tener mucha importancia. Pero, claro, la nómina de nuestros artistas puede ser de las más importantes que hoy se puedan encontrar. No hay en el catálogo ni un artista granadino -sólo la mínima presencia del jiennense Miguel Ángel Tornero que estudio en la Facultad granadina pero que, hace tiempo, desapareció de la importantísima escena del arte de Granada-, lo que parece bastante raro. No pretendemos caer en los absurdos planteamientos provincianos; hemos defendido siempre que el arte no debe tener fronteras y pensar que lo de aquí es lo mejor podría parecer de dudoso acomplejamiento; pero, resulta que es verdad. En la ciudad están trabajando artistas de capital importancia y es muy incomprensible que no se haya pensado en ninguno para esta ocasión.

La exposición compleja y costosa, no en vano ha sido creada, prácticamente en todo su conjunto, para la ocasión, podría haber dado la oportunidad a que muchos de las grandes artistas granadinos hubieran planteado su trabajo para este fin. Por otro lado, existe algo que nos parece, al menos, digno de mencionarse. Se ha querido dar a la muestra un concepto muy definido, la implicación de las obras con el propio edificio; algo que sólo se ha conseguido en parte. Es verdad que algunas piezas están perfectamente integradas en el espacio -Juan López y sus trabajos en el vestíbulo y los telones de Maider López en el escenario del teatro-, pero el espectador, el público, en definitiva, nada más traspasar los umbrales, con una obra de Carlos Macía, absolutamente pasando desapercibida, en el techo de la entrada, entra en un dédalo de complejidades espaciales, con subidas y bajadas, con entradas y salidas, con rótulos que muchas veces no se saben qué indican y para qué están colocados, que cansan al visitante y no saben muy bien dónde se encuentra y qué busca.

No quiero dejar de comentar algo que me parece bastante curioso, por no decir, absolutamente, incomprensible. La exposición, como decía anteriormente, ha sido tremendamente costosa, con obras site specifics, hechas para el lugar; por eso, nos parece totalmente un despilfarro que sólo tenga una duración de un mes -del 18de septiembre al 18 de octubre-. Algo, para los tiempos que corren, poco admisible. Y, así, una serie de circunstancias poco claras que en nada benefician el inicio de la andadura de un Centro que, creemos, ha debido tener una cara menos esquiva. Una exposición que tuvo que crearse para servir de referencia y no para que dejara ese regusto tan pobre, pero tan costoso

Miki Leal, Miguel Ángel Tornero, Carlos Maciá, Belén Rodríguez, Fernando Renes, Maider López, Andrea Canepa, Mauro Cerqueira, Juan López y Tobias Rehberger han sido seleccionados por Virginia Torrente, creando un cuerpo expositivo que ofrece, no cabe duda, buenas situaciones artísticas, con piezas de indiscutible interés -las fotografías de Miguel Ángel Tornero, los paneles de Juan López, los papeles de Miki Leal, la impresionante instalación de Maider López, la intervención en un pasillo de Carlos Maciá, las recurrentes máscaras de Tobías Rehberger, los lebrillos de Fernando Renes o las postales de Andre Canepa-. Sin embargo, la exposición produce muchos interrogantes, me temo que muy difíciles de explicar.

'el público'

Centro Federico García Lorca

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