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Errores no forzados

También con un telón de cuerdas en busca de la grandeza de los nuevos tiempos se abre el nuevo trabajo de Springsteen, el que coincide con la toma de posesión de Obama y pretende ser la crónica del sueño conseguido. Si Magic (2007) era el lamento por la era Bush, la continuación se posiciona a favor desde el título. Y se suma a la celebración de América. Lástima que musicalmente el disco se quede a medias: le falta sal cuando suena novedoso, y cuando más garra muestra, en cambio, deja sabor a déjà vu. Sus incondicionales no lo notarán.

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