JOSÉ FRANCISCO GONZÁLEZ. Biblioteca de Andalucía, calle Profesor Sáiz Cantero

Los elementos que al artista pueden servir para su realizar su discurso creativo pueden ser infinitos. Cualquier mínima situación puede ser válida para componer un estamento etístico; no existe absolutamente nada que no pueda ser susceptible de generar interés para todo aquel que esté en posesión de un mínimo potencial plástico. La escritura, aparte de su trascendente función, posee una bella estructura física y visual de tremendo atractivo para la representación artística. La Historia del Arte así lo atestigua y desde los más remotos episodios, las grafías escritas se suceden, sin solución de continuidad, llenando de excelencias representativas situaciones que han trascendido a lo largo de los siglos.

Desde el Arte Paleocristiano, con sus signos llenos de simbología hasta los planteamientos estéticos más actuales, con sus infinitas circunstancias ilustrativas, pasando por la iconografía oriental, con su determinante poder constitutivo e, históricamente más cercana, la decoración epigráfica del arte islámico, con tantos ejemplos en nuestro territorio y, particularmente, en esta Granada tan afortunada en manifestaciones artísticas de estos periodos, son realidades de la utilización de la escritura como elementos válidos para un Arte que, desde ella, alcanza espléndidos ejemplos de una creación artística con tremendas posibilidades.

La Biblioteca de Andalucía -qué mejor ubicación para una exposición con la escritura como especialísimo centro de interés- se presta para, junto a las salas de lectura y a los anaqueles llenos de su eterno e imperecedero legado escrito, para acoger una muestra donde el texto gráfico sirve de elemento artístico para una realidad con las grafías como referencial sistema estético.

José Francisco González -JFGM- pone en total sintonía la escritura y la pintura, convierte el texto en palabra pintada o la pintura en forma verbal gráfica para crear un estamento visual lleno de fortaleza artística. Hay que decir, no obstante, que no es que el artista haya cogido textualmente la escritura y la haya estructurado para disponerla como bello objeto plástico.

Las obras que se presentan en este especial Museo de la palabra escrita no transcriben exactamente grafías, palabras, texto o simples manifestaciones escritas, el artista se inventa trazos que parecen recrear formas escritas, especialísimos alfabetos inventados, desarrollos infográficos o palabras extraídas de esos ideales abecedarios o formas gráficas creadas por la sabiduría del hombre. Son formas inventadas que sirven como voces para esta única conversación visual; elementos estéticos de una pintura llena de intensidad creativa, de pasión colorista, de bellos automatismos que circundan lo real para testimoniar modos que evocan, que referencian y que desarrollan realidades mediatas con esquemas presentidos.

Estamos ante una exposición de palabras pintadas, de textos dibujados, de alfabetos coloristas que sólo verbalizan esquemas de profunda emotividad. La muestra de José Francisco GM no nos relata bellas historias ni recitan profundos y sentimentales poemas de amor pero sí nos ilustran unos apasionantes juegos estéticos donde las formas aventuran especialísimos episodios llenos de exquisitos paisajes visuales donde lo real queda supeditado a los imposibles modos que la escritura supone.

La Biblioteca de Andalucía acoge en su seno nuevas estructuras escritas pero ellas no se guardan en los estantes de la memoria sólo narran visualmente los bellos trazos coloristas de unas palabras bellamente transformadas.