Artes Plásticas

Espacios comunes y líneas divergentes

  • José María Bermejo y Miguel Ángel Rodríguez Silva comparten el Centro de Gran Capitán para exponer de forma conjunta sus últimos trabajos

José María Bermejo y Miguel Ángel Rodríguez Silva inundan con su geometría el Centro Gran Capitán hasta el próximo 23 de junio. Más de un año llevaba fraguándose esta muestra que se inauguró esta semana y que surgió de una colectiva en el que participaron estos dos autores en una galería sevillana. El director general de Cultura del Ayuntamiento de Granada, José Vallejo, fue el demiurgo de este universo minimalista de líneas depuradas.

Él fue el que vislumbró la posibilidad de que este espacio municipal recogiera la obra de los dos artistas sevillanos, ambos de Olivares, que se conocen entre ellos y que conocen profundamente sus respectivas obras.

Ambos artistas visitaron el espacio y acogieron el reto que se les presentaba, en buena medida gracias a la comprobación física de la sala en la que se iba a desarrollar su proyecto, que se recibió el título de Espacios comunes.

Nueve piezas exhibe José María Bermejo y ocho Miguel Ángel Rodríguez Silva en este espacio que invita a la reflexión y al silencio debido a su primitiva función de capilla de las Hermanitas de los pobres de Granada.

Las obras de los dos artistas sevillanos conviven entre sí enfrentándose y acompañándose. “En principio pensamos hacer una obra conjunta pero luego decidimos que no porque tenemos lenguajes muy diferentes. Lo que hemos hecho es repartir el espacio de forma equitativa”, explica Bermejo.

Por su parte, Rodríguez Silva resalta la dificultad que implica relacionar sus piezas con las del compañero pero también con el recipiente: “Poner a dialogar tus obras con tantos metros cúbicos de oxígeno no es fácil”.

Así, frente a su obra reticular se opone la minimalista obra de Rodríguez Silva. Si en el primero el trabajo geométrico le permite explorar superficies indefinidas e infinitas, en el segundo es la concentración en el espacio concreto del color lo que condensa esa misma infinitud.

Para Bermejo, como define José Vallejo, la cuadrícula de la geometría hispanomusulmana es la herramienta que le permite indagar el espacio, cubrirlo, proyectarlo y buscar imágenes nuevas. Él titula esta etapa como Pintura continua, pudiéndose expandir indefinidamente por el muro, pero a diferencia de la geometría tradicional, Bermejo “utiliza el accidente, la alteración de uno de los pasos para evitar la simetría”. ““Me baso en el mismo juego que en Pintura continuada pero con unas algunas variaciones”, resume el pintor sobre esta nueva etapa.

Por su parte, Rodríguez Silva, busca la masa de color, el monótono para conseguir huellas, heridas, texturas en el color que alteren su plano y saque a relucir su profundidad. “En la obra de Silva es fundamental el soporte, el color se extiende sobre el frío metal, en un intento de dar calidez a la base mineral y primaria de la materia transformada por el hombre”, explica Vallejo. “Los pigmentos llenan esa superficie refractaria conquistándola y dándole cuerpo pictórico, en el que la disposición de la luz afectará a su resultado final, indagando ésta, no solo en la propia esencia del color y su espectro, sino en la rugosidad, su reflejo y su intensidad”, prosigue.

Dos series componen esta exposición: Proyecto Albar. Frontal en Fuga y En el borde. Ambas sobre metal, la primera es de un formato contenido y, en este momento, como afirma Vallejo, “experimenta el blanco como color, añadiendo ocasionalmente un pliegue en noventa grados de la chapa metálica en busca de profundidad y como medio modificador de la percepción de la superficie plástica, adquiriendo la visión en distintos plano”.

En la segunda serie, “los formatos se ensanchan y se deja la realidad palpable del metal, con una mínima intervención de líneas que acotan o recortan el espacio de un intenso color naranja que, en su tercera versión, se extenderá casi totalmente por la superficie, en una inversión óptica de las anteriores, en una experimentación de cómo el color altera incluso la dimensión óptica de la superficie”.

José María Bermejo y Miguel Ángel Rodríguez Silva son en Espacios comunes dos facetas del lenguaje de la abstracción geométrica, pero dos facetas que en palabras de Vallejo “buscan la proyección en el espacio del cuadro, tanto en la segunda como en la tercera dimensión. Dos facetas que profundizan en lo infinito y en la repetición con suaves variaciones que evocan la música y sobre todo el silencio”.

El resultado es una muestra que exhibe los espacios comunes de dos artistas que conocen perfectamente la obra el uno del otro pero que con planteamientos similares llegan a puntos de partidas distintos. Y esos puntos divergentes no sólo se confrontan entre ellos, también con el espacio místico que los envuelve.

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