Actual

Eva según la Yerbabuena

  • La bailaora granadina clausuró el Festival Internacional de Música y Danza con el estreno de la obra 'Federico según Lorca'

La letra de Lorca era sinuosa, con trazos muy pronunciados, profundamente personal. Por estos garabatos discurrió ayer Eva Yerbabuena dibujando con su baile la poesía del autor de Fuente Vaqueros, buscando el interior mismo de sus versos. La bailaora granadina presentó en el Auditorio del Generalife Federico según Lorca, una obra que es más un estado de ánimo que un espectáculo y en el que Yerbabuena decidió salirse de los caminos al uso para abrir un sendero propio; sin basarse en ninguna obra del poeta pero buceando en todas. "Mi idea de Lorca es la de un hombre que tiene la capacidad de ver donde los demás simplemente miran, y eso le hace buscar siempre algo nuevo desde algo tradicional", explica la propia Eva Yerbabuena, que demostró que ella sabe bailar donde otros simplemente se mueven. Además, la obra tuvo un hola y un adiós: fue el último espectáculo del Festival Internacional de Música y Danza pero también es la obra que ocupará todo el verano en el Generalife dentro del ciclo Lorca y Granada que organiza la Junta de Andalucía.

En el collage lorquiano de la bailaora hubo cuencos tibetanos que sustituyeron a las campanas de la Catedral, llamadas a la oración de distintas religiones y música contemporánea sobre la base del flamenco. También palos tradicionales como los corridos o la soleá, que se presentaron de manera ortodoxa. La Yerbabuena bailó además palos como la vidalita o las sevillanas, consiguiendo crear un retablo costumbrista pero moderno.

También se meció en un palo como la caña, que usó como base de un arreglo de la canción Este galapaguito no tiene mare, donde el flamenco de siempre se vio alterado por alguna disonancia ocasional. Y un palo como la liviana sirvió de base a una música contemporánea y libre que, en el fondo, no quería ser ni contemporánea ni tradicional, sino, tan sólo ser lo que es: música. En este apartado sobresalieron las guitarras de Paco Jarana y Manuel de la Luz; las voces de Enrique el Extremeño, José Valencia y Pepe de Pura; y la percusión de Manuel José Muñoz 'Pájaro' y Raúl Domínguez.

También apareció, casi al final del espectáculo, la voz de Enrique Morente cantando El Pequeño vals vienés del Omega. Aquí, la bailaora sostuvo en el regazo a un cantaor y a un poeta, manteniendo un perfecto equilibrio y completando un doble homenaje, triple si se suma el que Morente hizo al poeta.

Eva Yerbabuena trató de responder en el escenario a algunas incógnitas que le surgieron al investigar sobre su figura, al buscar a Federico a través de sus anécdotas, sus paisajes y, sobre todo, de las charlas sobre él con distintos especialistas en su obra. ¿Conocería Lorca a Federico? ¿Sabría Lorca de la fragilidad de Federico en la vida y su fortaleza ante la muerte? ¿Se hubiera imaginado nunca Federico cómo pasaría Lorca a la historia? La Yerbabuena puso todas estas preguntas sobre el escenario a través de las once piezas de la obra: Humanamente humo; Memorias de piedra; Licor de lirios; Luz en las mejillas; Bocas de cartón; Brotes sesgados; El halo del silencio; Del negro al negro; Castigo del deseo; Suspiro de un ruiseñor; y Esperando turno. Parte de las interrogantes las respondió Juan Diego, la voz en off que acompañó el espectador toda la noche.

La Yerbabuena, por su parte, dejó otra pregunta más en el aire: ¿Cómo ha podido, a estas alturas, hacer una obra flamenca sobre Lorca sin caer en el tópico?

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios