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La Fuente del Avellano vista hace 200 años

  • El Patronato de la Alhambra presenta su nueva adquisición, un cuadro de Marín Chaves de 1798

Las vistas paisajísticas de Granada por parte de los pintores románticos son un tema recurrente: la Alhambra, la vega, los barrios del Sacromonte y el Albaicín. Sin embargo, encontrar un paisaje pictórico anterior al siglo XIX no es tarea fácil. El Museo de Bellas Artes ha conseguido superar esta barrera e incorporar hasta septiembre en su colección una Vista de Granada desde la Fuente del Avellano de 1798, obra del pintor y académico granadino Fernando Marín Chaves.

Adquirido por el Patronato de la Alhambra y el Generalife a través de compra directa a un coleccionista privado de Cádiz por el valor de 60.000 euros, se podrá visitar en la Sala VI del Museo, dedicada a impresiones paisajísticas de Granada. El cuadro, según señaló la directora del Patronato, María del Mar Villafranca, "es una obra de gran valor artístico y documental, al ofrecernos una de las mejores panorámicas del Valle del Darro sin mostrar las transformaciones urbanas del siglo XIX". Se sorprende además de que, salvo la arquitectura de la ciudad presente al fondo, "se nos muestra una perspectiva que no ha cambiado. Hoy día desde la Fuente del Avellano la vista es prácticamente la misma, aunque haya un poco más de vegetación".

El cuadro, un óleo sobre lienzo, se conserva en buen estado. Carmen Juliá, su restauradora, explicó que "apenas se ha tocado el lienzo original, excepto en una de las esquinas. Sí que hemos tenido que reconstruir el marco, que es el original, ya que se encontraba muy deteriorado. Se ha realizado una labor de reintegración colocando listones de madera, estucando y añadiendo pan de oro".

La vista que ofrece la pintura presenta a dos personajes como figuras centrales, algo insólito en las pinturas granadinas de esa época. Conversando con un fraile, el retratado es Nicolás de la Cruz y Bahamonte, conde de Maule, un polifacético ilustrado que encargó este cuadro para documentar su viaje a Granada.

La obra ha sido estudiada por los investigadores Antonio Gámiz y Antonio Orihuela, que han situado la vista en una curva del Camino de la Fuente del Avellano que sobresale sobre el valle del Río Darro para salvar el promontorio, en cuya parte alta se ubican los restos del Castillo de Santa Elena. La pintura está cedida por el Patronato al Museo de Bellas Artes (dependiente de la Consejería de Cultura) como pieza invitada hasta septiembre de este año, aunque no se cierra la posibilidad de renovar el préstamo e incluso mover el cuadro. Este préstamo se integra dentro de un programa de la Consejería de Cultura que busca, según la delegada de Educación, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, Ana Gámez, "acercar piezas representativas de otros museos y provincias a la ciudadanía".

El cuadro forma parte desde ahora de las colecciones museográficas del Patronato de la Alhambra y Generalife, aportando una gran dosis de "calidad, ya que hasta ahora no se conservan testimonios paisajísticos de esa época, tan sólo reproducciones de las pinturas de las Sala de los Reyes realizadas por Sánchez Sarabia. Además, el Archivo de la Alhambra conserva numerosas imágenes y grabados de testimonios de los viajeros fechados en épocas posteriores", explicó la directora general del Monumento nazarí.

Fernando Marín Chaves fue miembro de la Escuela Granadina de Pintura. En sus comienzos, su estilo se asimilaba al barroco andaluz, aunque poco a poco se especializa en cuadros religiosos con los que decoró muchas de iglesias granadinas, situadas en Santa Fé, Cájar, Algarinejo, Alomartes o Berja, además de otros templos como la Colegial de Baza o la Catedral de Guadix.

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