Gerardo Núñez no se queda en las seis cuerdas de su guitarra. Fuera de este territorio también suena limpio y, sobre todo, libre. Esta tarde ofrece una conferencia en la Casa de los Tiros (20 horas) dentro del ciclo La guitarra en otoño, un acto que se cerrará en lo musical con un concierto de Miguel Ochando acompañado de los jóvenes Álvaro Pérez y Daniel Heredia. "Vengo a apoyar la causa para crear un circuito de guitarra al margen de la programación estándar, donde prevalece siempre el cante y el baile". Y pone como ejemplo la Bienal de Sevilla, "que prioriza los espectáculos dramáticos que necesitan una inversión considerable como si el flamenco no fuera suificientemente dramático por sí mismo", explica Gerardo Núñez como anticipo de su conferencia de esta tarde. "En estos espacios grandes, como el Festival de Jerez, los conciertos de guitarra se programan en una bodega o en un 'café cantante', que no deja de ser una barra donde se sirven copas", apostilla.

El tocaor de Jerez de la Frontera apuesta por "romper las fronteras" y tener acceso a los mejores escenarios para poder dar a conocer al público sus creaciones. En resumen, que la crisis económica no acabe en una crisis también artística. "Lo primero que recortan las instituciones son los presupuestos de la cultura cuando los artistas también somos parados y vamos a necesitar a este paso un Plan E como el de los albañiles", dice con sorna. En su diagnóstico del mundo del flamenco también analiza la industria discográfica, que sencillamente "se ha derrumbado". "Estaba la Factoría Autor de la Sociedad General de Autores (SGAE) que era el último bastión pero se ha desmantelado totalmente", denuncia. Pero, ¿dónde debe estar el límite de lo privado y lo público en el flamenco? ¿Deben los artistas ajustar su caché a los nuevos tiempos? "Ahí existe un problema porque está el tema de los intermediarios, que contrataban con los festivales y subarrendaban a los artistas, con lo que los porcentajes podían superar el 300 por cien", explica para poner a continuación el dedo en la llaga de las instituciones: "Hay políticos que han hecho uso del dinero público para convertirse a su vez en empresarios". En su opinión "va a costar mucho trabajo que la gente se acostumbre a pagar el arte porque lleva mucho tiempo acostumbrado al arte gratuito de las administraciones". Como solución, Gerardo Núñez propone que las instituciones colaboren con los artistas cediendo los espacios. "Lo público debe hacer hincapié en ponerlo fácil a lo privado, en facilitar que los artistas vendamos nuestro arte". Eso sí, teniendo en cuenta "que no se puede programar más flamenco del que el público puede absorber", algo que en su opinión ya está pasando en una ciudad de fuertes raíces flamencas como Córdoba. "Hay pueblos en los que el cantaor, en vez de empezar el concierto cantando una soleá ha tenido que arrancar diciendo: '¿Hay alguien ahí?'. Y no es un chiste, es verídico", concluye con una amplia sonrisa el artista tras repasar buena parte de los males del flamenco sin que le tiemble el pulso.