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González Rodríguez obtiene el Anagrama con 'Campo de guerra'

  • El mexicano reflexiona en la obra sobre la tecnología y su aplicación para la vigilancia y el control

El periodista mexicano Sergio González Rodríguez ganó ayer el XLII Premio Anagrama de Ensayo, dotado con 8.000 euros, por la obra Campo de guerra, en la que reflexiona sobre la revolución tecnológica y cómo ésta se ha impuesto en el mundo el control y la vigilancia a partir de la ideología ultraliberal.

Presentado bajo el pseudónimo de El Becario, el autor de la aclamada Huesos en el desierto (2002), sobre las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez y que casi le costó la vida, analiza la tendencia geopolítica, encabezada por Estados Unidos, que, "con el pretexto de combatir el terrorismo en el mundo, ha impuesto el control y la vigilancia a partir de plataformas militares y ha impulsado el orden paulatino de grandes corporaciones mundiales".

El editor Jorge Herralde se mostró satisfecho de que el jurado haya premiado por unanimidad este ensayo de un "periodista de enorme prestigio en México y América Latina", padre de libros como Huesos en el desierto o El hombre sin cabeza, una interpretación acerca de las decapitaciones y usos rituales de la violencia por parte de grupos criminales.

Sin olvidar al maestro Octavio Paz y reconociendo que mantiene una "contradictoria" relación con el finalista del premio, el también mexicano Luigi Amara, González Rodríguez se mostró partidario de una literatura que, además de entretener, "sirva para pensar" y para "hacer cambiar el punto de vista sobre la realidad". En los últimos años la tecnología ha reemplazado, "poco a poco, la decisión humana, desplazando incluso la capacidad de decidir, sin que haya cuestionamiento ético", apostilló.

Campo de guerra, avanzó, va precisamente sobre "qué pasará con las personas y con ese triunfalismo por los aparatos", porque, en su opinión, "detrás hay un modo de dominio en el que la persona no tiene contrapeso".

En su alocución, González Rodríguez, nacido en Ciudad de México en 1950, aseveró que todos estos asuntos "no se pueden observar neutralmente, porque la tecnología no es neutral, siempre tiene un dueño, y esto es lo que trato de cuestionar con esta obra". "Todo se ve como una gran panacea de futuro, y no siempre hay beneficios. La gente está confundida, cuando debería tener claridad", apuntó.

Respecto a la situación de su país, considera que en él hay "ausencia de estado de derecho" y puso como ejemplo que, de todos los delitos cometidos, "sólo se castigan entre el uno y el dos por ciento, lo que es atroz".

A la vez, se habla de una sociedad mexicana con instituciones y poderes, "igual que sucede en muchas democracias de todo el mundo, que son formales, procedimentales, pero sin una relación sustancial con la vida de las personas". "Estamos hablando del reino de los poderes salvajes", subrayó.

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