Las banderas a media asta. Concentraciones para guardar un minuto de silencio. Silencio. Recuerdos y olvidos. Granada recordó ayer con emoción la figura de uno de sus escritores más ilustres y ya un referente mundial de la intelectualidad, la honestidad, la buena crítica y el buen hacer. Francisco Ayala. Finalmente, tras años de exilio, y tras su muerte, a los 103 años, el pensador obtuvo el reconocimiento que sólo obtienen los grandes, los hiperbóreos, como habría dicho Nietzsche.

Un enorme aplauso se pudo escuchar en el centro granadino de Enseñanza Secundaria de Granada Francisco Ayala, donde se le rindió un pequeño homenaje.

Los alumnos se concentraron en la entrada y los pasillos para escuchar las palabras del antiguo director, José María Álvarez, que relató la relación entre que Ayala mantenía con el centro.

El escritor y académico había visitado hasta en cinco ocasiones el centro educativo, del que era director honorario, y mantenía una relación asidua a través de cartas.

Por su parte, la directora actual del centro, María del Carmen Alcázar, leyó el poema de Antonio Machado He andado muchos caminos, haciendo un paralelismo entre las vidas de ambos autores, ya que los dos sufrieron el exilio y tenían una "esperanza constante en el futuro de España". El acto, que comenzó a las 10.00 horas, concluyó con un aplauso general, el gesto que "más gustaba" al escritor cuando visitaba el centro, según Alcázar.

Además de este acto, la directora ha anunció que el instituto está organizando una lectura de sus obras y otros eventos como una exposición.

Por otra parte, los miembros de la corporación provincial y los trabajadores de la Diputación de Granada guardaron, a las 12.00 horas, un minuto de silencio.

Durante el acto, el vicepresidente cuarto de la Diputación, José María Aponte, manifestó que para Granada ayer era "un día triste porque se pierde a un ser querido", al que la institución provincial había nombrado hijo predilecto de la provincia.

La Diputación declaró el día de ayer jornada de luto oficial, por lo que quedaron suspendidas las actividades públicas de la institución.

El Ayuntamiento, por su parte, hizo ondear a media asta las banderas en los edificios municipales en recuerdo del escritor, que también poseía la Medalla de Oro de la Ciudad, una distinción que él siempre agradeció profundamente.

Los granadinos también le recordaron a través de sus obras y fueron muchos los que acudieron a las librerías interesándose por sus obras, e incluso, las editoriales anunciaron nuevas ediciones de algunos de sus textos más emblemáticos.