Cómics

Granos de arena de oro

  • ECC recopila en un hermoso tomo los primeros ocho números de 'Sandman', obra en la que se dan cita la fantasía, el terror, lo onírico, la acción y la poesía.

Sandman, 1. Neil Gaiman, Sam Keith, Mike D Rin Genberg. ECC. 240 páginas. 17,95 euros.

Hablar de Sandman es hablar de unos de los tebeos más exitosos y laureados de los últimos 25 años, un título que ha traspasado géneros y fronteras para convertirse en referencia ineludible dentro de la historieta estadounidense. Poca gente habrá que no lo conozca, y menos aún se sentirán defraudados si no le han hincado el diente y deciden hacerlo. Es una obra portentosa, imaginativa y singular, que merece de sobra todos los aplausos que ha generado.

Nacida en el seno de un sistema industrial, con su larga cadena de producción: guionista, dibujante, entintador, colorista, rotulista, editor (a los que cabe sumar en nuestro caso la figura del traductor), Sandman es, sin embargo, una obra de autor, más concretamente la obra del escritor británico Neil Gaiman (Portchester, 1960), que desembarcó en la escritura de cómics de superhéroes a finales de los 80 a la estela del fulgurante éxito de Alan Moore. Igual que Moore, Gaiman hizo gala desde el comienzo de una prosa sofisticada, un dominio de la estructura narrativa y un gusto especial por la intertextualidad. Apoyado en varias de sus obras primerizas por los llamativos dibujos de Dave McKean, a la postre portadista de Sandman, Gaiman se labró rápidamente la reputación de autor personal e interesante, dos calificativos que acabarían resultando insuficientes. Imprescindible, nombre propio, genio son los títulos que Sandman añadió al currículum de Gaiman.

Las aventuras de Morfeo, señor de los sueños, uno más de la larga lista de personajes del universo DC que reciben el sobrenombre de Sandman, comenzaron en enero de 1989, con Gaiman a los guiones y un estupendo -y no pocas veces minusvalorado- Sam Kieth a los lápices. Kieth dibujó los primeros cinco números, los del regreso del personaje al mundo después de haber pasado siete décadas encarcelado por un grupo ocultista, en los que se presenta el concepto de Sandman, con un lenguaje y motivos todavía herederos del cómic de superhéroes. Tras Kieth, el grafismo de la serie recayó en el más realista Mike Dringenberg -ayudado por el entintador Malcom Jones III-, que solucionó a gran altura el terrorífico enfrentamiento entre el protagonista y Doctor Destiny.

Pero seguramente el arranque de Sandman haya que buscarlo en el número 8 (agosto de 1989), cuando Gaiman y Dringenberg alumbraron a Muerte, la hermana de Morfeo, personaje que crearía su propio culto entre los lectores y que redefinió el tono general de la serie. No es de extrañar que la recopilación de los primeros ocho números de Sandman, que ahora compila ECC en un manejable y hermoso tomo -primero de una colección completa-, se llame Preludios y nocturnos, pues se leen precisamente como una eficaz obertura.

En Sandman se da cita la fantasía, el terror, lo onírico, la acción, la poesía, la cultura, la historia y la propia historia del cómic. Es un elegante friso que gusta desde la primera página y va enganchando más y más, hasta que el lector acaba irremediable y felizmente atrapado en sus apasionantes redes. Lo que se dice una obra maestra.

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