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Herta Müller: el Nobel súbito

  • La escritora alemana de origen rumano rompe las quinielas que daban como favoritos a Amos Oz y Philip Rorh y gana el galardón por "escribir las condiciones de vida bajo la dictadura, con su cortejo de corrupción"

El Premio Nobel de Literatura laureó ayer en Estocolmo a la escritora alemana de origen rumano Herta Müller, cuya prosa impregnada de poesía fue una voz contra la dictadura de Nicolae Ceausescu, caída hace exactamente 20 años. "Todavía no me lo puedo creer. Lo sé, pero todavía no entró en mi cabeza", declaró la escritora en una multitudinaria conferencia de prensa celebrada en Berlín.

La dictadura "es el tema de todos mis libros", destacó Müller. "Viví más de treinta años bajo una dictadura. Cada mañana con el miedo de no existir más por la noche", dijo la escritora radicada en Alemania desde 1987.

Por su parte la canciller alemana Angela Merkel interpretó como "una señal maravillosa" que veinte años después de la caída del Muro de Berlín el premio Nobel recayera en una escritora germanohablante residente en la capital de Alemania. "Es una señal maravillosa que una obra literaria de tal calidad y que una vida como la suya sean coronadas por un Nobel", agregó Merkel, oriunda de la ex RDA comunista.

Herta Müller, nacida el 17 de agosto de 1953 en el pueblo rumano germanohablante de Nitchidorf, cerca de Timisoara, fue galardonada por haber "dibujado los paisajes del abandono" con "la densidad de la poesía y la objetividad de la prosa".

El anuncio del premio fue recibido con alegría y orgullo en su pueblo natal, porque "hoy, Nitchidorf existe en el mapa", declaró su alcalde, Ioan Mascovescu.

Estudiante y luego joven traductora en una fábrica, Müller fue siempre opositora al régimen de Ceausescu, y resistió a las presiones de la Securitate, la policía política del régimen, rehusando servir de delatora. Pese a todas las presiones, la que se ha convertido en la duodécima mujer laureada con el Nobel de Literatura, prosiguió su combate. "Es una gran artista de las palabras, pero no es sólo una gran artista, tiene también algo que contar", declaró el nuevo secretario permanente de la Academia Sueca, Peter Englund.

Desde su primer libro de cuentos, En tierras bajas, escrito en 1982 pero censurado en Rumania y publicado solamente dos años después en Alemania, Müller no cesó de describir las condiciones de vida bajo la dictadura, con su cortejo de "corrupción, de intolerancia, de opresión", señala la Academia Sueca.

En su obra se cuenta "una historia muy intensa" con un estilo "único", recalca Englund. "Basta con leer media página para saber que un texto es de Herta Müller", por sus "frases cortas, riqueza de las imágenes y una precisión extrema en el manejo del idioma".

A causa de la prohibición de publicación de sus obras en Rumania, Herta Müller optó en 1987 por exiliarse en Alemania del Oeste junto con su marido, el escritor Richard Wagner.

Pero no por ello cesó de condenar la dictadura, y sus novelas La piel del zorro, La bestia del corazón o La convocatoria, publicadas en los años 1990, "dan, con sus detalles cincelados, una imagen de la vida diaria en una dictadura petrificada", indica la Academia Sueca en sus considerandos.

Su última novela Atemschaukel (2009) amplía el terreno de su contestación al describir el exilio de los rumanos germanohablantes en la Unión Soviética. La obra está basada en la experiencia vivida durante cinco años por su madre en un campo de trabajo soviético después de la Segunda Guerra Mundial. Su padre formó parte de la Waffen-SS (cuerpo militar de las SS).

Más allá de la "vida cotidiana bajo la dictadura", la obra de Müller describe la vida de las minorías "fuera de la Historia común", la vida de alguien "fuera hasta de su propia familia", de alguien que decide incluso cambiar de país para descubrir que "eso no cambia nada", comenta Englund.

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