Hormigón, vigas de construcción, forjados... Con esta provisión de materiales, César Molina no pretende hacerse un 'chalecito'. Al contrario: es el contenido de Alienación constructiva, donde el escultor granadino denuncia los excesos de la 'fiebre inmobiliaria' y su desprecio por el entorno.

La exposición, que se inauguró ayer en el Centro Municipal de Arte Joven Rey Chico, muestra los elementos más representativos de las construcciones recientes junto a colores como el rojo -para plasmar el ciclo de la vida- o el negro -símbolo de la especulación-. "Estamos manipulados porque durante años había que construir, comprar viviendas, y hemos llegado a esta crisis producto de los excesos de años anteriores", razona el artista entre figuras con nombres que componen su edificio artístico: Fachada, Forjado número dos, Estructura...

Algunos de los materiales de Alienación constructiva provienen de chatarrerías de la ciudad, espacios que para César Molina son mucho más que un lugar de mercadeo. De hecho, su vocación no surgió en un recorrido por el Centro José Guerrero, sino en una visita a una chatarrería para comprar una puerta para la casa de su padre. Y quedó impactado. "A partir de ahí comencé a trabajar con el procedimiento de prueba error, experimentando con los materiales de manera totalmente autodidacta", explica el artista. "Para esta exposición, a lo mejor, echaba un cemento en el hierro y al día siguiente estaba cuarteado porque no cuajaba, por lo que tuve que mezclar cemento blanco con pegamento para pegar azulejos y así encontré la manera de que la pieza tuviera consistencia". Consistencia en las piezas y perseverancia en el artista. "Yo no sabía soldar, no conocía este trabajo".

Para esta exposición también ha visitado tiendas de materiales de construcción para proveerse de mortero, cemento, hierros... "Es un camino nuevo en el que juego con otras estructuras, con color, con el volumen de las piezas", detalla Molina para razonar la estructura de Alienación constructiva, temas universales que forman parte de la actualidad: ecología, acumulación, invasión y transformación del mundo natural a través de la ciencia. "Intento interpretar la realidad de una manera lúdica y creativa sin olvidar la influencia de lo social en mis obras", continúa.

Otro proyecto paralelo es el de Animalarte, con más de cuarenta esculturas de animales realizadas con materiales reciclados junto a elementos informativos relacionados, con los que pretende lograr el doble objetivo de presentar al público una colección escultórica y concienciar sobre el consumo y los problemas ambientales. Precisamente, veinte figuras de este 'rebaño' pueblan las calles de Castril como proyecto paralelo al festival Siete Soles Siete Lunas. De aquí le ha surgido una invitación para exponer en distintos centros culturales de Florencia y Lisboa. Una parada más en la trayectoria de una artista que ha sido capaz de intuir el arte donde la mayoría sólo ve el espejo con el que reponer el retrovisor estropeado del coche.