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El Instituto de Astrofísica participa con éxito en la misión 'Rosetta'

  • La nave europea llega al cometa tras más de una década de travesía. España ha colaborado con dos instrumentos esenciales para la realización de esta misión espacial.

Una década de viaje espacial de la nave Rosetta, más de seis mil millones de kilómetros recorridos y un sólo destino: el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko, con forma de pato de goma y hecho de hielo y polvo. Ayer, 6de agosto, y tras una espera de 10 años, la nave realizó su última maniobra y entró con éxito en la órbita del cometa, todo un hito en la exploración espacial. Es un proyecto pionero que alcanza la órbita de Júpiter utilizando paneles solares como principal fuente de energía dela nave. Aparte de entrar en la órbita, Rosetta liberará un módulo robótico llamado Philae que se posará en el cometa para poder rastrearlo y enviar desde el espacio toda la información a la tierra para confirmar o desmentir teorías ya postuladassobre el origen de los cometas, la relación entre el material de éstos y el interestelar; y sobre todo, la implicación y las hipótesis sobre el origen del Sistema Solar. 

Luisa María Lara y Pedro J.Gutiérrez son dos de los investigadores del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), cuya sede se encuentra en Granada, que han participado en la misión y han trabajado en la calibración de las dos cámaras OSIRIS: el zoom y un gran angular, situadas  a bordo de la nave para capturar todas las imágenes necesarias. "España ha contribuido en esta misión con un sistema de cámaras que han obtenido las mejores imágenes de la historia de la ciencia espacial de un cometa y con otro instrumento que estudiará los granos de polvo que inyecta el gas que sale de la superficie del cometa", señaló Luisa Lara. La propia investigadora empezó a trabajar en esta misión en el año 2000, tras lo que pasó un año completo en Alemania calibrando las cámaras y participando en la planificación científica. 

Lara lleva "analizando las  imágenes de OSIRIS desde mayo o junio" y ya se ha topado con algunas sorpresas. En un principio se pensaba que el cometa tenía forma de balón de rugby; sin embargo y tras las capturas fotográficas del pasado 14 de julio desde una distancia de 12.000 kilómetros, se pudo observar que la forma variaba y mostraba dos regiones muy bien diferenciadas. Un aspecto nunca visto en un cometa que puede recordar su forma a la de un patito de goma. Estas imágenes recientes muestran una superficie bastante compleja con cuantiosos bordes afilados, zonas lisas y algunos precipicios. 

 

"La misión ha sido todo un éxito y tras esta década, no ha habido ningún percance", afirmó. La investigadora se siente totalmente satisfecha por todo el trabajo realizado y es que "en el peor de los casos, si ahora mismo ocurriese  algo y no se pudiera seguir  trabajando con la cámara, ya contamos con un material excelente e inédito.  En ningún caso se podría hablar de fracaso". 

 

Tras una larga espera, este ciclo se está acabando, pero la pasión de los científicos quedó ayer patente en la Agencia Espacial Europea cuando entró la nave en la órbita del cometa. "Son muchos años de trabajo con diferentes culturas y distintas personalidades, es bastante complicado, porque tus amigos a veces se convierten en enemigos y te hacen la vida difícil. Después de este camino dificultoso en cuanto a relaciones humanas o laborales, se obtiene un éxito de este estilo y te olvidas de todo lo demás y te anima a seguir adelante". Un futuro plasmado en varios proyectos de desarrollo tecnológico que les mantendrá ocupados hasta, mínimo, el año 2025.

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