arte

Intelectualismo conceptual

  • La exposición 'Vacío y retorno' plantea los mismos males estructurales que acontece a ese arte destinado a unos pocos

1. y 2. Algunas de las obras realizadas por los alumnos de la Facultad de Bellas Artes de Granada ubicadas en la exposición 'Vacío y retorno', que puede verse en Condes de Gabia hasta el 10 de septiembre.

1. y 2. Algunas de las obras realizadas por los alumnos de la Facultad de Bellas Artes de Granada ubicadas en la exposición 'Vacío y retorno', que puede verse en Condes de Gabia hasta el 10 de septiembre. / GH

Varias circunstancias se desprenden de la contemplación de esta exposición que se presenta en el Palacio de los Condes de Gabia - -tradicionalmente muy cerca a los artistas que empiezan- y que acoge una selección de los trabajos realizados por los jóvenes estudiantes de Bellas Artes que, en este año, han terminado su periodo de formación en la facultad granadina. Vaya por delante mi admiración y el mayor respeto ante lo que se viene haciendo en lo que fue antiguo Manicomio de Granada y que, desde su inauguración como Facultad de Bellas Artes Alonso Cano, ha dado unos impresionantes resultados con gran cantidad de extraordinarios artistas que forman parte de lo más selecto de la plástica contemporánea española. En estos últimos años se ha comprobado cómo el objetivo final de una Facultad de Bellas Artes, la formación de futuros artistas, se ha llevado a cabo absolutamente, dejando en un segundo plano esa otra intención -demasiado evidente en otras instituciones de este tipo - de generar profesores de Dibujo que buscan un, más o menos, seguro puesto de trabajo en la enseñanza.

La Facultad de Granada, desde la posición del espectador y del amante de lo artístico, crea las máximas expectativas en los alumnos, motivan el espíritu creador, generan sentido artístico y potencian la realidad de cada uno. No hay nada más que contemplar lo que hemos tenido en los últimos tiempos. Sin embargo, hay que tener mucho cuidado. Existe, sobre todo en los que empiezan, y auspiciados por formadores poco convencidos, mal informados y con notable afán de ser y sentirse modernos, un excesivo interés por querer ofertar esquivos postulados con escasos fundamentos artísticos y creativos.

La muestra nos hace transitar por los postulados de un arte que quiere ser nuevo

La exposición nos hace transitar por los postulados de un arte que quiere ser nuevo, que abarca desarrollos plásticos distintos y que dejan, sin embargo, muchos cuestionamientos; los mismos que afectan a todo el arte contemporáneo. Y es que estamos ante momentos artísticos de suma inquietud, de bastantes interrogantes, de posiciones que mueven a la duda y que, por supuesto también, afecta a lo que se puede contemplar en esta muestra auspiciada por la Universidad y acogida en estos espacios que tanto saben de jóvenes artistas llegados de las antiguas estancias hospitalarias existentes en lo que, antes, se conocía como la Autopista de Badajoz.

Como viene siendo habitual, la mayoría de las proposiciones plantean una máxima posición conceptual. Esto no es malo, ni mucho menos, pero el problema es que, en la mayoría de los casos, la idea no se ve correspondida con un argumento absolutamente artístico, observándose muchas carencias plásticas y poco dominio del asunto formal. Todo esto crea muchas dudas. Las primeras en el propio espectador, que no sabe muy bien a qué atenerse porque la mayoría de las obras inciden en los males que aqueja a lo contemporáneo y que hacen que se produzca esa manifiesta deserción hacia las posturas modernas. Y, por supuesto, dejan abiertos interrogantes de difícil solución: ¿Son estos, verdaderamente, los registros del arte inmediato?;¿son ellos los parámetros del arte nuevo? Mucho me temo que no. Y, sobre todo, si esto fuese así, el desapego hacia lo que se plantea, seguiría siendo lo habitual. Por eso, los formadores de artistas, desde su posición en las aulas universitarias, deben asumir planteamientos lógicos y registros adecuados para que el arte tenga ese deseado objetivo de crear emoción en un número grande personas; no únicamente posiciones de compleja asimilación y fuerte carácter elitista que no llega casi a nadie, sólo a unos pocos -muy pocos- enterados, a muchos snobs y a numerosos "modernitos" que no saben dónde situarse artísticamente y sólo buscan vacuos protagonismos.

La exposición plantea los mismos males estructurales que acontece a ese arte para muy pocos, para casi nadie; con muchas posturas conceptuales, de esas que dimanan de una práctica en la que contemplar no es suficiente y tienes que tener delante un manual de interpretación, que no de convencimiento. Las proposiciones de estos alumnos insisten en una práctica basada en la idea y con unos desenlaces artísticos absolutamente alejados de una plástica inmediata con registros demasiados intelectualistas. La realidad de cada una de ellos la deparará un tiempo del que esperamos haya sentado las bases de un arte mucho más sensato y sin tanta esquiva cohetería. En las aulas de las Facultades de Bellas Artes se debe ser consciente de todo ello y poner los argumentos oportunos para que lo artístico no patrocine tantos desajustes.

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