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Joaquín Phoenix podría llevarse la Copa Volpi

  • El actor, favorito para hacerse con el premio al mejor actor en la Mostra

Este podría ser el año en el que Joaquin Phoenix levante la Copa Volpi al mejor actor y el que viene, el Oscar por The Master (El Maestro), la tan esperada película de Paul Thomas Anderson que hoy se presentó a concurso en el Festival de Venecia.

Este drama, que ya antes de que se proyectase venía acompañado por la excitación de que se tratase de un "capo lavoro", esa obra maestra que todo festival está deseoso por descubrir, ha sido recibida con tal vez el más sólido aplauso que se haya escuchado hasta el momento en Venecia. Pero la principal razón de ese reconocimiento ha sido el increíble trabajo de Joaquin Phoenix, un hombre sin familia, atormentado por su pasado y los años en la Segunda Guerra Mundial que se une al maestro interpretado por Philip Seymour Hoffman).

"Es brutal como actor", dijo al acabar la película una periodista acreditada en el certamen. "Se los come a todos en la pantalla. Nadie debería trabajar con él", comentó admirado otro crítico de cine.

The Master, ambientada en los años 50, ha sido descrita en muchos medios como una libre interpretación de los orígenes de la Cienciología, admitida como religión en algunos países pero directamente tachada de secta en muchos otros. El estadounidense P.T. Anderson explicó hoy en rueda de prensa que para su película le sirvió de inspiración los primeros pasos de la Dianética y precisó que no "conoce mucho la Cienciología" en la actualidad, a la que están adscritos varios famosos de Hollywood, entre ellos Tom Cruise.

Al ser preguntado sobre si, tal como se había informado en los medios a Cruise no le había gustado la película, P. T. Anderson replicó que sí le había enseñado la película, que ambos siguen siendo amigos (desde que hicieron juntos Magnolia) y que su opinión no la va a hacer pública. "Queda entre nosotros", dijo zanjando el tema.

El director de Pozos de ambición, traza el retrato del fundador de una nueva pseudo religión con ayuda de su esposa (Amy Adams) y la relación que establece con uno uno de sus pupilos (Phoenix).

La genialidad del director, que rueda de forma clásica con una vieja cámara de 70 mm esta historia, reside no tanto en caricaturizar a su fundador ni mostrar los aspectos más críticos como la fortuna amasada con las donaciones de los integrantes, sino en abordar la relación entre los dos principales protagonistas, exponiendo sutilmente algunos puntos débiles del fundador, pero sobre todo dejando concluir al espectador, sin guiarlo, que está ante un charlatán, un hombre dotado de oratoria capaz de embaucar a quien le cree.

El director comentó que en esta película ante todo ha buscado "contar la historia de amor entre dos hombres". Hoffman le apoyó señalando: "Ellos sienten algo mutuamente y se reconocen mutuamente. Los dos son salvajes, bestias" y de eso va la vida de contención y libertad, explicó el actor, quien ya colaboró en uno de los primeros trabajos de éxito del realizador: Magnolia (1999).

Pero el verdadero maestro de la jornada, el que se roba el espectáculo en la película y lo volvió a robar en la rueda de prensa fue Joaquin Phoenix, sobre todo porque estuvo como ausente e incluso llegó a abandonar la sala unos minutos para al momento siguiente aparecer, sentarse y encender un cigarrillo.

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