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Juliette Binoche, medio siglo de belleza

A Juliette Binoche nunca le bastaron las medias tintas. En lo laboral, la atractiva actriz de mirada dulce es una perfeccionista, y en lo personal, busca su ideal del amor. Mañana, 'la Binoche' cumple 50 años soltera y con un rosario de premios.

En 1998, la actriz dio el salto internacional con su papel en La insoportable levedad del ser, y nueve años más tarde llegó su coronación con el Oscar como mejor secundaria por El paciente inglés. Aquel papel de enfermera franco-canadiense en un abandonado monasterio le valió además el Oso de Plata en la Berlinale. Además, se llevó el César por Tres colores: Azul, la Palma de Cannes por Copie conforme y tres Premios del Cine Europeo.

A esta imponente lista ha contribuido su esfuerzo por encarnar a personajes complejos y traspasar los límites. Con más de 45 éxitos de taquilla y experimientos cinematográficos, Binoche está considerada una de las grandes del cine francés, de esas que incluso pueden permitirse dejar plantado más de una vez al mismísimo Steven Spielberg.

Según confesó hace dos años, no le gusta el retrato que el cineasta estadounidense hace de las mujeres. "En sus historias, los hombres siempre son los héroes y las mujeres, un complemento. Me resulta muy plano, y se lo dije a la cara."

'La Binoche' es testaruda, ambiciosa y compleja, igual que sus películas. Si en El paciente inglés todo el que estaba a su lado acababa muriendo, en Los amantes del Pont-Neuf encarnaba a una pintora que perdía la vista y se enamoraba de un joven artista indigente. Y en Tres colores: azul daba vida a una mujer que sobrevive un accidente en el que mueren su marido y su única hija.

Cosmopolis, Copie conforme, Caché o Código desconocido, estas dos últimas de Michael Haneke, o su retrato de Camille Claudel, son sólo algunas de las películas en las que tuvo que lidiar con material de lo más complejo. En lo personal, la actriz también ha vivido tiempos difíciles, como contó al diario alemán Die Welt en una inusual entrevista. Durante su infancia, sufrió mucho con la separación de sus padres -ambos actores- y su traslado a un internado. "Sólo me sentía feliz cuando podía interpretar algún papel en el patio del colegio. La fantasía era mi única huida", recordó. Aquel fue el motivo por el que se convirtió en actriz.

Quizá por eso en sus películas aparecen también algunas de las cuestiones clave en su vida, como el matrimonio. "Quizá he leído demasiados cuentos de hadas, pero siempre quise casarme", afirma. ¿Y por qué no lo ha hecho? Por miedo a la decepción, a la vida burguesa de pareja, que le resulta aburrida y peligrosa, responde. Por eso, a punto de cumplir 50 años, sigue soltera, pero es madre de un veinteañero y una adolescente de 13 años. Una de esas actrices que es bastante más que una cara bonita.

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