Crítica de Cine

Kormákur insiste en historias de supervivencia

El éxito internacional en los circuitos de calidad y festivales de su floja y un tanto disparatada pero muy oportuna )si no oportunista) 101 Rekiavik lanzó la carrera del islandés Baltasar Kormákur. Tras ella han venido muchas películas, rodadas en Islandia o en Estados Unidos, a veces entretenidas, a veces decepcionantes y nunca sobresalientes: El mar, Verdades ocultas, The Deep, Contrabando y 2 Guns -ambas con Mark Whalberg, Everest o la disparatada Medidas extremas.

En A la deriva Kormákur prolonga su interés por las historias reales de supervivencia en condiciones extremas de Everest volviendo a la tragedia en el mar de The Deep. Si en aquella trataba de la supervivencia real de un pescador islandés que sobrevivió a un naufragio en aguas violentas y heladas, en esta se trata de una parejita que, tras padecer un tormentón de bíblicas proporciones en alta mar, han de sobrevivir tan maltrechos como su destartalado -más bien desarbolado- velero. Además de lo muy visto del asunto, por real que sea la aventura en que se basa, la cinta falla por los flash-backs románticos blandiblús que, más que información sobre los personajes, delatan la incapacidad del guionista y el director para centrar todo el metraje en la historia de supervivencia marítima. Se agradece a Shailene Woodley (superviviente de algo peor que esta tormenta: la serie Divergente) su buena interpretación y su lucha contra los elementos; pero su esfuerzo es en vano dada la mediocridad de la película.

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