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Luis Cañadas, a medio camino entre lo clásico y lo contemporáneo

  • El artista, cofundador del Grupo Indaliano, exhibe en CajaGranada una antología de sus pinturas, frescos y mosaicos que son un recorrido por los paisajes de Almería y Castilla que tanto admira y sus misteriosas figuras

El pintor almeriense Luis Cañadas expone en el Centro Cultural de CajaGranada una antología de su obra. Con la cualidad de un principiante que siempre parece nuevo en algo a pesar de sus 81 años, el artista tiene mucho que ver con los pintores del Renacimiento a los que admira. Lo que le define es precisamente la indefinición, porque igual es clásico que contemporáneo. Ha hecho óleo, témpera, fresco, pintura mural o mosaico. "Un pintor no puede circunscribirse a una técnica ni ser virtuoso de una materia nada más", explica. "Un pintor debe trabajarlas todas, como hacían los genios del Renacimiento".

Figurativo cuando hace paisaje y expresionista en las escenas y los retratos, Cañadas le pinta a los cubistas campos de Almería y a los austeros de Castilla, lugares que ha ido descubriendo gracias a su pasión de excursionista. También le pinta a los ángeles y a su misterio y le pinta a rostros que surgen de su imaginación porque, confiesa, "debido a mi miopía nunca he sido bueno haciendo retratos así es que he pintado figuras muy libremente".

Cañadas (Almería, 1928) fundó el Movimiento Indaliano con Jesús de Perceval, aliándose a lo local y a lo mediterráneo, queriendo sobresalir sin necesidad de renunciar a su tierra, y esa faceta nunca le ha abandonado. Sus paisajes de la Chanca almeriense o de los desiertos cubiertos de una extraña exhuberancia vegetal posan al lado de calles urbanas solitarias y silenciosas en las 25 obras de acuarela, óleo y papel que muestra en la Sala B del Centro de Puerta Real. Entre ellas, son representativas Paisaje de Castilla (2005), Carretera y cueva (2004), Chanca (1960) y Paisaje urbano (1990).

"Comencé primero con los desiertos almerienses, pateándomelos y llenándome del polvo del camino. Luego vi un paisaje impresionante donde se paladeaba el espacio, los paisajes de Castilla. Más tarde descubrí el paisaje del río Andarax, un oasis en medio del desierto", recuerda el pintor.

La mediterraneidad también está presente en las típicas escenas del sur, que Cañadas, sin embargo, despoja de color en los trece dibujos de aguatinta que recogen momentos de vejez, soledad o espera. Mujer con ropa tendida o El Muro (ambas de 1985) son dos ejemplos.

El autor se ha ido desligando poco a poco del paisaje, "de la realidad, para concentrarme en mí mismo. Ahora soy menos real y más imaginativo". En los frescos y la pintura mural Cañadas lo demuestra. Sin embargo, como todos los artistas, opina que con la obra pasa "como con los hijos, a todos los deberíamos querer por igual".

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