Los creadores de la saga Matrix regresan con los innovadores efectos visuales de Speed Racer, una película de carreras de coches inspirada en el anime japonés que luchará por ser una de las más taquilleras del año.

Los hermanos Wachowski se han inventado esta vez un colorido mundo virtual con estética de cómic en el que todo gira alrededor de unos automóviles con habilidades imposibles y una modesta familia amante de la velocidad.

La cinta llegará a las salas españolas el 9 de mayo con la intención de atraer a un público "desde los 8 hasta los 80 años", según su productor, Joel Silver, que confía en que la trepidante historia, la novedosa estética y el reparto conquisten a los espectadores.

Speed Racer es el nombre del protagonista de la película, interpretado por Emile Hirsch (Hacia rutas salvajes), un joven con un talento especial para conducir coches de carreras que se enfrenta a la corrupción que domina las competiciones y trata de convertirse en el mejor piloto del mundo con la escudería de su padre.

La familia Racer está gobernada por dos estrellas del celuloide, Susan Sarandon y John Goodman, padres de Speed, que tiene por novia a Trixie (Christina Ricci).

El reparto lo completan Matthew Fox (el doctor Jack Shepard de Perdidos), Paulie Litt (Olvídate de mí), Roger Allam (La reina), Hiroyuki Sanada (El último samurai), Richard Roundtree (Shaft), Kick Gurry (Buffalo Soldiers) y el cantante surcoreano Taejo Togokahn.

A pesar de contar con intérpretes de carne y hueso, los escenarios y las situaciones del filme fueron generados por ordenador para recrear el mundo de ficción del manga japonés Mach Go Go Go (1966), lo que exigió un gran esfuerzo de postproducción, "para juntar todas las piezas", explicó Silver.

"Cuando hacíamos la película me sentía como una muñeca y al verla por primera vez me llevó un rato procesarla. Es algo que no se ha visto antes. Está grabada y editada como si fuesen dibujos animados, aunque con personajes reales", comentó Ricci.

"Es como un universo alternativo", confesó Goodman, que se dejó bigote para su papel de Pops Racer, con el que demostró sus cualidades para la lucha libre.

La experimentada Susan Sarandon reconoció que algunas veces no llegaba a enterarse bien de lo que se suponía que estaba pasando a su alrededor mientras grababan debido a la complejidad técnica del rodaje. "Nosotros hacíamos situaciones reales de familia, lo que era inusual en ese entorno, aunque los Wachowski tenían muy claro lo que querían y me gustó mucho trabajar con ellos", explicó Sarandon.

Uno de los que más disfrutó con el filme fue Hirsch, seguidor de los dibujos nipones de Speed Racer y que pudo estar a las órdenes de los creadores de Matrix, película que el actor considera "una de las mejores experiencias" de su vida.

Hirsch, aficionado a los coches de carreras, dijo ser un conductor prudente y pidió precaución al volante a los espectadores de la película. "Sería horrible que alguien tuviese un accidente después de verla por tratar de imitar las escenas, aunque nunca nadie podrá hacer lo que consiguen los coches del filme, que es car fu -en lugar de kung fu-", bromeó.

Si bien los actores no compitieron en ninguna carrera real, sí tomaron parte en las secuencias de conducción simuladas por ordenador. "Estabas en el coche y reaccionabas a sus movimientos, por lo que no hacía falta interpretar nada", señaló Fox, el misterioso enmascarado Racer X, que no necesitó de dobles para las escenas más exigentes del guión.

Tanto el productor como los actores están mentalizados de que habrá una segunda parte de Speed Racer, aunque dependerá del éxito que alcance la primera cinta, que llega acompañada de una importante campaña de promoción apoyada desde las jugueterías al más puro estilo Disney, aunque esta vez sea obra de la Warner.