Miguel Poveda | Cantaor

"La apropiación cultural es la cosa más ridícula que he escuchado nunca"

  • El artista catalán despide este jueves la gira 'Enlorquecido', dedicada al poeta granadino, en el Palacio de Congresos a las 21:00

El cantaor catalán, en una fotografía reciente.

El cantaor catalán, en una fotografía reciente. / G. H.

Morente definió a Miguel Poveda (Badalona, 1973) como "uno de los cantaores jóvenes más inteligente" en una entrevista de 1998. El granadino defendió la "valía" del artista hasta el punto de reconocer que tenían "bastantes puntos en común": "Ojalá que haya más de unos cuantos. Para mí sería bonito". Poveda se ha convertido dos décadas después en una de las estrellas del cante, de cuya garganta puede salir también una maravilla de copla, de tango porteño y de canción hispana. El flamenco catalán despide este jueves su gira Enlorquecido, dedicada al poeta granadino, en el Palacio de Congresos a las 21:00.

-¿Desde cuándo siente esa conexión con Lorca?

-Mi amor por Federico empieza a través de la música de Camarón y de Morente. A ellos los escuché cantar sus versos por primera vez. Cuando leo Los sonetos del amor oscuro descubro a otro Lorca y, a partir de ahí, empiezo a ponerle música a alguno de sus sonetos y poemas. La curiosidad se van despertando conforme visito la Huerta de San Vicente y algunos lugares importantes en la vida de Federico. Tenía la necesidad imperiosa de querer hacer una obra de él porque me llama la atención su vida y su obra. Estoy en un momento de madurez para afrontarla.

-¿Con qué Federico se queda: el popular y jondo, el comprometido en Poeta en Nueva York, el sensual en Sonetos del amor oscuro?

-Lo que hace grande a Federico es todo su universo. No puedo quedarme con una parte. A mí me seduce toda esa paleta de colores que representa Lorca. Podía ser muy entusiasta y luego sentirse atormentado en otros momentos. Lorca es también esa montaña rusa de emociones, de estilos. Ese universo tan completo que gira alrededor de Federico es el que me gusta.

-¿A usted y a Lorca os mueve la misma curiosidad por el arte, no?

-Muchas gracias. Siento mucho amor por el arte y todas sus expresiones. Tengo un sentido de la justicia similar al del poeta, basado en la igualdad. Siento el mismo respeto por el desfavorecido que por cualquiera. Soy un hombre muy pasional y entusiasta con el arte y con mis compañeros de profesión. El tenía un sentido del compañerismo muy desarrollado. Nunca sitió envidia, y mira que a él lo mataron por la envidia, entre otros motivos. Lo siento como un amigo, como alguien cercano.

-"Lo normal es el amor sin límites. Porque el amor es más y mejor que la moral de un dogma, la moral católica", decía en una entrevista publicada este año en el libro Palabra de Lorca. ¿La homosexualidad en este país ha dejado de ser un tabú?

-Al nivel que deberíamos no. Ni siquiera deberíamos mencionarlo. Este tema se tiene que tratar con naturalidad. Si todavía lo mencionamos y nos plenteamos estas cuestiones, es que todavía existe gente que siente rechazo.

-¿El rechazo ocurre con más frecuencia en el entorno flamenco?

-La gente en el flamenco está acostumbrada a convivir con todo tipo de personas. El flamenco no es más o menos homófobo que otro arte. Donde menos te lo esperas puede haber homofobia.

-¿No le parece grave que en pleno siglo XXI un partido diga que "el matrimonio natural es entre un hombre y una mujer"?

-A mí me da igual. Yo me voy a llamar con mi pareja como a mí me de la gana: matrimonio, patrimonio, unicornio. El amor que siento hacia mi pareja es tan puro como el de cualquier otra persona. No tengo ni que comparar. El que tenga que plantearse esas cosas que se haga un autoanálisis. Mi naturaleza está ubicada en el día de hoy, y es tan pura y noble como el de cualquier ser humano. El que quiera buscar un nombre al amor que pierda la vida en ello. Yo no.

-El poeta granadino también se adelantó a su tiempo al hablar de nacionalismos: "Soy español integral, y me sería imposible vivir fuera de mis límites geográficos; odio al que es español por ser español nada más. Yo soy hermano de todos y execro al hombre que se sacrifica por una idea nacionalista abstracta por el solo hecho de que ama a su patria con una venda en los ojos".

-(Ríe). Si Federico viviera ahora, muchas de las frases las diría de otra manera.

-¿Se autocensuraría?

-No, pero según la situación le daría una lectura u otra. Federico no tenía una ideología firme. Él no era político. Era de izquierdas. Él amaba al desfavorecido, al gitano, a las músicas populares, pero luego podía estar con la burguesía. No era un hombre militante como lo podía ser Rafael Alberti.

-Él tenía una concepción tan elevada de la justicia y de la libertad que estaba por encima de cualquier idelogía.

-Así es. Hago mías tus palabras.

-Se ha empapado del poeta e imagino que también de su generación de escritores e intelectuales. ¿Tiene la sensación de que la cultura se valora cada vez menos?

-Sí, por desgracia es así. Nuestros políticos deberían tener un compromiso más firme con la cultura y la educación. No deberían politizar el arte. Federico no es una arma política. Él nos pertenece a todos. Él nos ha regalado tanta belleza.

-¿Qué opina sobre el retraso de la tercera búsqueda del cadáver del dramaturgo?

-No soy investigador. A mí encantarían que se supieran donde están los restos de Lorca para que sus seguidores pudiéramos ir a rendirle homenaje. Él tiene admiradores en todo el mundo. Si hay indicios de que está ahí, no se debería demorar la búsqueda mucho más. Aunque insisto, yo no soy investigador.

-No sé si recuerda aquella polémica sobre Rosalía y la apropiación cultural. ¿El flamenco es propiedad de una comunidad autónoma?

-¿Qué hacemos entonces con Papa Noel? ¿Y con Halloween? La apropación cultural es la cosa más ridícula que he escuchado nunca. Respeto a Rosalía, que es una gran artista y está haciendo lo que ella siente. Si un día se equivoca, que lo haga con total libertad.

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