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Monachil se viste de gala para acoger su Festival de Swing

  • El evento musical se extiende por toda la localidad y se prolonga a lo largo de todo el día

Tras el magnífico concierto de presentación de anoche a cargo de la Piccolissima Jug Band y la Potato Head Jazz Band, Monachil se viste de gala retro para acoger su Festival de Swing, que se extiende por toda la localidad y se prolonga a lo largo del día. Desde el mediodía se celebran talleres de baile para distintos niveles a cargo de Sevilla Swing Dance, un proyecto dirigido por la catalana Neus Caamaño y el cubano Samuel Rigal que con sus clases trasladarán a Monachil a los locos años 20 a través de la expresividad y la alegría del charleston y el lindy hop. A mismo tiempo, en el Hotel Huerta del Laurel, bajo la iniciativa Tapa & Swing, el dúo formado por el pianista Diego Suárez y el guitarrista Ricky Vivar pondrán la banda sonora al aperitivo con su recorrido por el dixieland, el gipsy jazz, el stride y ragtime en una locomotora rítmica que servirá de calentamiento para las actuaciones de la noche en la Plaza de los Aragones.

Allí se darán cita en primer lugar la Granada Hot Jazz, una banda consagrada al swing y al jazz manouche que nació en 2012 cuando músicos españoles y franceses descubrieron su común fascinación por la música del gitano belga Django Reinhardt, el más brillante guitarrista europeo de entreguerras, y su socio el violinista parisino Stéphane Grapelli, con el que formó uno de los tándem más célebres del jazz. Tras ellos tomará el escenario la Big Band de Atarfe, que al mando de Roberto Nieto dejará constancia de su buen hacer con los clásicos de la era de las grandes bandas, de Count Basie a Glenn Miller, con la recreación de estándares inmortales del jazz vocal y con algunas incursiones en el rock de los 50 a través de sus adaptaciones del repertorio del líder de Stray Cats, Brian Setzer.

Será el prólogo perfecto para la última actuación, la del combo italiano Jumpin'Up. Procedentes de Sicilia se han entregado a la reconstrucción del Boogie Woogie, el Rhythm&Blues y el Swing de los 40, esas músicas previas al nacimiento del rock pero que ya llevaban la semilla de su dinamismo y su carácter festivo, ideales para el Jive, un baile italoamericano que causó furor en la América anterior al estallido del rock'n'roll. La potente voz de su cantante Tony Marino recrea las adhesivas melodías de Louis Jordan, Ruth Brown, Renato Carosone, Louis Prima, Fred Buscaglione… la música de una época dorada, arropada por la pericia instrumental de una banda de guitarra, batería, contrabajo, saxo tenor, saxo barítono y trompeta que ya ha dejado muestras de su efervescente directo por media Europa.

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