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Noé explora la mente en 'Enter the void'

  • El director presenta en Sitges una historia sobre dos hermanos

El director argentino Gaspar Noé, partidario de que la controversia forma parte del placer, explora sin pudor la mente de dos hermanos que caen en la trampa de la droga y el sexo por dinero en el filme Enter the void, presentado ayer en la sección competitiva de Sitges.

Afincado en París, Noé ha tomado Tokio como escenario de su película, de factura francesa, alemana e italiana, para desarrollar una historia muy psicodélica en la que conduce al espectador a un viaje alucinante por la droga y el pasado.

Con la premisa de que "un filme sin controversia no tiene interés", el realizador argentino se puso para el rodaje detrás de la cámara en una película subjetiva, construida desde el punto de vista del protagonista, Óscar, que aparece de espaldas en casi toda la película.

Noé insiste en planos demasiado largos que quieren llevar al espectador a lo recóndito de la mente y mueve a veces vertiginosamente la cámara.

Tomando como punto de partida el Libro Tibetano de los Muertos, Noé relata en círculos que vuelven una y otra vez la relación de dos hermanos, que a veces raya en lo incestuoso, obsesionados por la muerte en accidente de los padres.

Recrea con imágenes la eterna pregunta de qué pasa cuando uno se muere y para ello utiliza como recurso ya desde el principio el libro tibetano que ha empezado a leer el protagonista.

"Cuando tenía veinte años -dijo en rueda de prensa el director y guionista del filme- tenía miedo de morir sin haber hecho nada de bueno en mi vida y leí muchos libros sobre la vida, la muerte y qué pasa después de ella".

En opinión de Noé, "es impresionante cómo las personas necesitan creer en el más allá, yo soy ateo, pero lo quería ilustrar". Cuando tenía seis años, Noé vio 2001: Odisea en el espacio, película que le produjo "un gran impacto". "Fue mi primera droga y me dije: algún día quiero hacer una película que drogue a los demás, como 2001 lo ha hecho conmigo".

Noé ha querido ilustrar en su película "lo que la gente ve del más allá, que se parece mucho a los 'tripis' de las drogas", consideró. Con esa intención, el cineasta hace Enter the void, un filme psicodélico escenificado en la capital nipona, "de luces cegadoras, brillantes, trepidantes, que no tienen ni París ni Nueva York", y un equipo técnico nipón como el que utilizó después Isabel Coixet en Mapa de los sonidos de Tokio.

La única actriz profesional del elenco de Enter the void es Paz de la Huerta, de padre español, y el personaje protagonista de Óscar está representado por una persona que quiere ser en el futuro director de cine, pero "al no ser actor no existe la necesidad de que se le vea la cara". En su empeño de mostrar en el filme una percepción subjetiva, Noé apenas enseña la cara de su protagonista ya que "cuando sueñas no ves bien las caras". La película tiene mucho trabajo digital y "por suerte la compañía que lo ha desarrollado se ha convertido en coproductora del filme porque en caso contrario no nos lo hubiéramos podido permitir". Vicent Maraval, uno de los productores del filme de Noé, explicó que ambos discuten en estos momentos un nuevo proyecto cinematográfico que versará sobre el erotismo.

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