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La tumba de Pedro Salinas, parada obligatoria de poetas

  • La lápida abandonada está en un camposanto de San Juan

La abandonada tumba del escritor español Pedro Salinas en el cementerio de Santa María Magdalena de Pazzis, un camposanto de San Juan que mira a las costas del Atlántico, se ha convertido en parada obligada para turistas y amantes de la poesía que visitan Puerto Rico.

El espectacular cementerio de la capital acoge una modesta lápida que recuerda que uno de los principales representantes de la Generación del 27 está enterrado desde 1951 en San Juan, en cuya universidad enseñó el poeta madrileño a mediados de los 40 tras abandonar la España franquista.

Los empleados de este camposanto construido junto al imponente Fuerte de San Felipe del Morro del Viejo San Juan, que se asoma a un acantilado sobre la costa del casco antiguo de la vieja ciudad española, indican diligentemente dónde se encuentra el sepulcro del poeta, durante años abandonado. "La tumba solo se ha limpiado una vez", lamenta la encargada del mantenimiento del cementerio, que asegura que por poco más de cien dólares se podría adecentar el aspecto de la desgastada lápida, dañada por el viento y la constante lluvia tropical del Caribe.

Lectores del poeta y turistas en general se acercan, cada vez más a menudo, a uno de los rincones más especiales del Viejo San Juan para contemplar, en un marco de especial belleza, una modestísima lápida que da testimonio del paso de Salinas por Puerto Rico.

Los visitantes que entran en el cementerio atraviesan un pequeño arco antes de toparse con una capilla neoclásica inspirada en el templete de San Pietro in Montorio de la Academia de España en Roma, a cuya derecha aparece la lápida de Salinas.

Los empleados del camposanto cuentan que cada vez son más frecuentes las personas que se acercan a este rincón del Viejo San Juan para honrar la memoria del poeta español. Las letras en negro de la lápida apenas ya dejan distinguir el nombre de Pedro Salinas, al que acompañan los restos de Carlos Marichal, de quien se dice que podría ser un familiar de su hija, Solita Salinas de Marichal.

Su estado de abandono fue precisamente lo que llevó hace año y medio a un grupo de escritores que participaban en la primera edición del Festival de la Palabra de Puerto Rico a pagar la limpieza de la lápida. Encabezados por José Ovejero, realizaron un recital de forma espontánea ante la tumba del poeta, fallecido en la ciudad estadounidense de Boston en diciembre de 1951, pero enterrado en Puerto Rico. La escritora y directora del Festival de la Palabra, Mayra Santos Febres, recitó entonces ante la tumba de Salinas La voz a ti debida, poema que da nombre a uno de sus libros más representativos.

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