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"Prefiero las frutas con desperfectos porque tienen más sabor"

  • Después de nueve años el escritor madrileño vuelve a la novela con 'Saber perder', una lección sobre la vida superficial

Escritor, guionista, periodista y actor. David Trueba se atreve con todo. Después de su último proyecto cinematográfico -Bienvenido a casa- y cerca de 10 años desde la publicación de Cuatro amigos, el polifacético escritor vuelve a sumergirse en la literatura con su tercer libro: Saber perder, una novela de ficción que narra las historias de cuatro personajes que comparten algo en común, la derrota.

Trueba visitó ayer Granada para presentar su nueva aportación al mundo de las letras y lanzar un mensaje a la sociedad actual, no regirse por la estética y las apariencias: "Hay que ver el zumo que tienen las naranjas y no la perfección de su exterior". El autor se confiesa que prefiere las frutas con desperfectos porque son, quizás, las que tengan "más sabor". Es su forma de explicar la situación de los guionistas y escritores de hoy en día, que "se prostituyen por seguir los caprichos del público en vez de arriesgarse con alternativas escapatorias".

La apuesta del escritor madrileño es Saber perder, un libro que habla de las realidades de cuatro personajes que se complementan como un puzle. La novela comienza con un retrato de Sylvia, una estudiante de bachillerato que sufre los impulsos sexuales de la adolescencia, que vendría a representar "la pureza". El azar une su vida a Ariel, un joven futbolista argentino que es fichado por un equipo madrileño y viene a reflejar la imagen real de la vida del triunfo y las apariencias. Trueba se adentra así en la cara privada del personaje público, al tiempo que se acerca a la cotidianidad de la familia de Sylvia a través de su abuelo Leandro, un anciano que vive en una época donde casi todo se derrumba y que simboliza la actitud de los días finales de la vida, y de su padre Lorenzo, un hombre separado que trata de superar el abandono de su mujer y el fracaso laboral.

Toda la novela se ve envuelta en una vorágine sexual presente en cada uno de los personajes, pero el hilo que los une es que "mantienen una doble vida, la vida que los demás conocen de ellos y lo que ellos saben que son". Coinciden en que la imagen que dan no es la real, "vivimos en una sociedad muy superficial que juzga en una sola mirada, detrás de la fachada hay historias más interesantes de lo que parecen". El reto de Trueba en esta novela ha sido ofrecer, dentro del género histórico y de ficción de la literatura, "los aspectos psicológicos que atañen a las personas reales" para "casi" hacer creer que sus protagonistas existen realmente.

Saber perder es una creación literaria con "una arquitectura muy compleja" que ha conllevado un estudio e investigación de la personajes que el autor ha ido forjando entre escena y escena durante sus últimos proyectos cinematográficos. Y es que Trueba no sólo destaca como escritor sino como guionista: "Los dos oficios son complementarios, es una manera de mantener el entusiasmo por uno y por el otro". Son dos disciplinas que combina y una forma de vida que le hace sentir libre: "Es una liberación porque te permite acercarte a las cosas realmente cuando quieres hacerlas y no por obligación". Algo que mantiene sus ganas de trabajar y le hace sentir primerizo cada vez que vuelve a una de ellas: "Es una especie de huida y vuelta. Cuando estoy harto del cine me voy y después vuelvo, ahora lo veo ajeno. Tengo la capacidad de una doble vida como la de los personajes del libro".

Lo que ocupa en estos momentos al más pequeño de los hermanos Trueba es su tercera novela, que salió al mercado hace sólo unas semanas. Confiesa que es un trabajo que no se ha planteado llevar al cine, a pesar de que algunos de sus lectores consideren que se trata de una novela muy cinematográfica. "Cuando hago una novela", aclara, "es como si fuera una persona diferente que no se dedica al cine".

Después de sus dos últimos largometrajes, La silla de Fernando y Bienvenido a casa, Trueba se ha escapado para 'descansar' con Saber perder: "Las novelas son como mi casa de vacaciones, el sitio al que me retiro a trabajar, pensar y reflexionar después de la vorágine de los rodajes".

Del cine a la literatura y viceversa. Y siempre contando historias: "No hay caras diferentes entre la literatura y el cine; sólo cambia la técnica y el medio. Lo que aporta el cine es que es importante no perder la atención del lector, tener una rítmica y un gusto por contar. Yo me siento como un cuentacuentos para adultos, una vez es en el cine y otra en los libros".

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