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"Con el Premio Planeta estoy como esos deportistas que se dopan"

  • El autor presenta esta tarde en la Biblioteca de Andalucía 'Riña de gatos', una novela de espionaje ambientada en el Madrid de la preguerra · Confiesa que el contacto directo con sus lectores le rejuvenece

Eduardo Mendoza daría positivo si le hicieran un control literario. Está en plena vorágine presentando en todo el país Riña de gatos, con el que ganó el último Premio Planeta. Pero en cuanto acabe volverá a su mesa camilla, su particular estanque dorado. Esta tarde seencuentra con sus lectores en la Biblioteca de Andalucía (20.00 horas).

-¿Cuál es la media de entrevistas que tiene que atender al día?

-Bueno, lo que pasa es que a veces se solapan y como yo me enrollo demasiado las entrevistas suelen duran un poco más de lo previsto. Pero luego la cosa se tranquiliza.

-¿Cómo lleva un escritor con fama de ermitaño la vorágine de ganar un Premio Planeta?

-Lo que a mí me gusta, y por lo que me hice escritor, es estar en casa mirando por la ventana. Pero de vez en cuando hay que abrir la ventana para que entre el aire. Cuando acabe volveré con gusto a mi mesa camilla.

-Los escritores suelen utilizar seudónimos muy ampulosos cuando se presentan a un premio. Usted eligió el de Ricardo Medina. ¿La normalidad ante todo?

-La verdad es que lo de los nombres me parece importante y no se eligen al azar. Hay quien se presenta bajo el seudónimo de Sisebuto Tresmoscas, pero yo elegí el nombre y el apellido de dos amigos, que es lo más discreto.

-¿Qué lleva a un escritor de prestigio a presentarse al Planeta? ¿En qué momento personal y literario se encontraba para dar este paso?

-Hay varias razones. Una razón importante es que, una vez que está ahí el premio, uno se dice: "¿por qué se lo van a llevar otros y yo no siendo un galardón importante?". Por otra parte, cuando uno lleva tantos años en esto debe buscar nuevas vías por todas partes. Me gusta meterme en líos y el Planeta es un lío porque te abre puertas a un público que antes no era tu público habitual. Y eso me parece un reto importante que me ha rejuvenecido. Estoy como esos deportistas que se dopan, un dopaje de Planeta.

-¿Daría positivo literario?

-Exactamente.

-Con 'Riña de gatos' se desmarca de la literatura que utiliza la Guerra Civil para presentar a unos personajes malos malísimos y una República idílica. ¿Se ha agotado ya esta veta?

-Es lo que hay y lo que está en el ambiente. Yo creo que en estos momentos hay un reverdecer de la Guerra Civil como tema de análisis histórico y literario unido a la memoria histórica. Hay que ver dónde está la Guerra Civil respecto a nosotros y dónde estamos nosotros respecto a la Guerra Civil. Esta novela y otras muchas están en eso, en no solo ver la Guerra Civil y aprovechar para vernos a nosotros mismos, medirnos con respecto a un acontecimiento histórico que sigue siendo el más importante del último siglo y medio de la Historia de España.

-El personaje protagonista es un inglés que llega a España para tasar un cuadro y se tiene que adaptar a un entorno nuevo con escaso bagaje. ¿Tiene algo de autobiográfico en cuanto a sus salidas al extranjero en los setenta?

-La verdad es que sí. Me pasa como a muchísima gente, pero lo que pasa es que yo lo utilizo y los demás lo sufren y no le sacan provecho. Todos nos sentimos un poco desamparados. Estoy aquí y no sé si conozco bien el lenguaje de la tribu, un día se van a dar cuenta de que yo no soy de los suyos y me van a echar. Todos vivimos con esa sensación. En mi caso no me importa irme a vivir al extranjero porque ya me siento extranjero en mi propia casa. Eso se refleja en todos mis personajes, gente que llega a un lugar donde a duras penas habla el idioma y no solo tiene que sobrevirir, se enfrenta a situaciones muy azarosas.

-Llama "memo" a José Antonio Primo de Rivera. También pululuan por la novela Francisco Franco y Manuel Azaña. ¿Tiene algún adjetivo que les defina en una palabra?

-No se les puede definir con un solo adjetivo. Son personajes complejos y con muchos dobleces, con muchos claroscuros. La figura de Franco no ofrece ninguna duda. En cambio Azaña es más complicado, es un hombre criticado que tuvo que tomar decisiones difíciles y no siempre acertó. Pero creyó en la posibilidad de sacar adelante la aventura democrática,refundar España. El desencanto de Azaña es un símbolo del desencanto del país. Azaña es un personaje por el que siento gran simpatía aunque no era precisamente unas castañuelas. Me inspira una gran empatía.

-¿El título, 'Riña de gatos' sugiere que en la Guerra Civil se sacaron los ojos directamente?

-Sí, era la imagen que quería dar. Es también una referencia a un precioso cartón de Goya que se llama Riña de gatos, una pintura magnífica, muy sencilla y escalofriante.

-Barcelona es 'La ciudad de los prodigios'. ¿Que ciudad es Madrid a través de su mirada?

-Quería contar cómo era el Madrid de la preguerra, seguramente la ciudad más viva y más fantástica del mundo. El Madrid republicano debió de ser una cosa deslumbrante. Pero se vino abajo físicamente, fue aplastado. Era un Madrid con vida política, intelectual, artística, llena de juerga y con esas ganas de vivir que siempre ha tenido Madrid. Me atraen mucho las ciudades en sus momentos de esplendor, de vida llevada a los extremos.

-Esta atracción no concuerda con el recogimiento de su vida personal.

-Me gusta mucho salir a la calle y ver qué está pasando, no saludo pero en cambio me fijo mucho en todo lo que pasa.

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