Otro de los trabajos más aclamados de 2008, también en clave folk, aunque algo más orquestal, es el del músico alemán Konstantin Gropper, cuya paleta abarca desde elementos clásicos a piezas electrónicas y entre ambas, el pop. Después de tres años publicando exclusivamente EP's, por fin se decidió con un larga duración en el que satisface sus ambiciones. Coros y cuerdas a raudales se entremezclan con trucos lo-fi. El regusto por la Europa gitana, los acordeones, banjos y trompetas conviven con las voces de chicas a lo Phil Spector. Todo ello sin dejar de ser un trabajo de inspiración indie-rock. Un debut terapéutico de un tipo inspirado.
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