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Punto final para un Parapanda Folk que regresa a sus raíces

  • Mujeres Mediterráneas y Pep Gimeno Botifarra clausuran la cita de la que han disfrutado 4.000 personas

Mujeres Mediterráneas en el Parapandafolk Festival

Mujeres Mediterráneas en el Parapandafolk Festival

Un broche de 10 para un Parapanda Folk que ha remontado la pandemia, pues según la organización, unas 4.000 personas han participado en alguna de las actividades de su programa, fuesen los conciertos en directo, la música de calle, los talleres, conferencias o rutas.

La jornada de despedida corrió a cargo de Mujeres Mediterráneas y Pep Gimeno Botifarra en el Anfiteatro Municipal Enrique Morente. Pep Gimeno es un artista totémico en la zona levantina. Con 13 años se lanzó a recorrer pueblo por pueblo grabando a las personas mayores para rescatar del olvido y preservar una tradición que estaba a punto de desaparecer. Es sin duda un personaje irrepetible. Atesora entre pecho y espalda la sabiduría milenaria de la huerta y la ribera valencianas. Sus dotes teatrales, casi de monologuista, recitando muy apropiadamente frases hechas, trabalenguas, romances, cuentos acompañando su canto, le convierten en un gran comunicador, de ironía compartida y carcajada comunal. En compañía del guitarrista Miquel Pérez, interpretó jotas, fandangos, cants de batre, habaneras, granaínas y romances… Y recordó a Carlos Cano con aquellas Habaneras de Cádiz, la única pieza que no interpretó en valenciano.

Por otra parte, a partir del proyecto de Flamenco Oriental Anlage Fusión, surgió la idea de Mujeres Mediterráneas. El núcleo fundacional lo componían la guitarrista granadina Pilar Alonso, la cantante marroquí Habiba Ouakhchachi, una flautista suiza Fauzia Benedetti, la percusionista argentina Juana Larreta y la saxofonista Mixtlán Salomón. Con el tiempo Mujeres Mediterráneas se ha ido transformando en una plataforma de encuentro de mujeres músicas que se reúnen para crear diferentes estilos aprovechando la personalidad que aporta cada una, este vez en sexteto.

Los ''pellizcos'' de la guitarra flamenca, las variaciones rítmicas del cajón bajo La Meri, las voces biculturales de Habiba y de Ana Sola, la flauta mágica de Elena Botica se pasean entre Marruecos, Oriente y España transportándonos a paisajes exóticos. Así en el Parapanda estuvieron revolviendo esencias con desparpajo, también oral, soleas con moaxas, cantos bereberes, colombianas con malouf argelino… Asomando en algunas esquinas el bolero Alma corazón y vida o el Lorca de La leyenda del tiempo. Aportaron armonías y ritmos, con sutileza y frescura, hermanando culturas y conexiones musicales andalusíes de ida y ya de vuelta.

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