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Puro entretenimiento, poca reflexión

  • Hoy llega a las salas la cuarta entrega de la saga 'Transformers', una aventura protagonizada por Mark Wahlberg con buenas dosis de acción y efectos especiales, marca de la franquicia

Hoy llega a los cines Transformers: La era de la extinción, cuarta entrega de la saga de los robots alienígenas en la que se estrena como protagonista el actor estadounidense Mark Wahlberg. Michael Bay (Pearl Harbour, Armageddon) dirige esta nueva aventura cargada de acción trepidante y una buena dosis de efectos especiales, marca inequívoca de la franquicia.

En este filme, han pasado cuatro años desde el incidente de Chicago y la humanidad continúa reparando los destrozos, pero tanto los Autobots como los Decepticons han desaparecido de la faz de la Tierra. Ahora el Gobierno de los Estados Unidos está utilizando la tecnología rescatada en el asedio para desarrollar sus propios Transformers. Se pone al frente del proyecto a Joshua Joyce (Stanley Tucci), un arrogante diseñador que cree que los Autobots son "basura tecnológica" y se cree capaz de realizar unos robots infinitamente más avanzados. Mientras tanto, Cade Yeager (Mark Wahlberg), un mécánico inventor, encuentra un Marmon semi-trailer. Al intentar repararlo descubre que el camión no solo era un Transformer, sino que también es el mismísimo Optimus Prime, líder de los Autobots. Sin duda, Cade no sabe que este descubrimiento traería malas y buenas consecuencias para su vida.

La saga Transformers está sacada de unos juguetes infantiles. Quizá por este motivo la falta de una historia con peso ha sido el punto flaco de las tres primeras entregas y lo sigue siendo de la cuarta. Tras la salida de Shia LaBeouf, los productores han querido dar un giro a la historia de los automóviles que se transforman en robot eligiendo a un protagonista más maduro. Pero para mostrar ese cambio, lo único que hay en Transformers: La era de la extinción, es un científico bastante descerebrado que actúa como padre preocupado de una adolescente que tiene suficientes años para valerse por sí sola.

La acción sigue siendo vertiginosa por el oficio de Michael Bay, cada vez más centrado en el espectáculo que en las historias que cuentan sus películas. El personaje de Stanley Tucci aporta mucho más humor que en las entregas anteriores, algo que no deja de repetirse en las películas de acción para adolescentes desde los buenos resultados en taquilla del gamberro Iron Man. Tucci es un actor más que solvente y sus apariciones son refrescantes, además de ser un robaescenas nato, algo fácil frente al escaso talento de Whalberg. También destaca la presencia de Kelsey Grammer como el malo de la historia, un papel muy alejado del personaje de psiquiatra de las series Cheers y Frasier, que le lanzó al estrellato.

Pese a sus carencias, este cuarto Transformers es un perfecto producto para el verano: puro entretenimiento y poca reflexión. Y el resultado en taquilla es más que evidente: superó en poco más de un mes los 1.000 millones de dólares (unos 744 millones de euros) de recaudación y la cifra sigue aumentando. A partir de hoy, las salas españolas contribuirán a ello.

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