Como una historia de amor en los días previos al fin del mundo define el realizador chileno Nicolás López su segunda obra, Santos, una coproducción hispano-chilena cargada de imaginación, efectos especiales y humor del bruto, con Javier Gutiérrez, Elsa Pataky, Leonardo Sbaraglia y Willy Toledo como intérpretes.

Con cuatro millones de presupuesto, que parecen estirados puesto que la factura no deja fisuras, y rodada en Chile, en un hangar donde los actores se movían frente a un muro verde, propio para incluir luego los efectos visuales,Santos fascinó a su paso por Sitges y, antes, en el festival de cine de género de Austin (Texas). Santos es parte de la trilogía que tiene en mente Nicolás López, que espera que su éxito le permita rodar las otras dos entregas, como apuntaba él mismo en la presentación a la prensa de este filme, que se estrena el viernes en 300 pantallas, con una distribución y una campaña publicitaria propias de una superproducción. Para lograr los más de 1.500 planos digitales que contiene Santos, el equipo ha contado con la colaboración de tres empresas: una de ellas española y otra americana, entre cuyos trabajos destacan por ejemplo los efectos de Sin City.

La primera obra de Nicolás López, Promedio Rojo, se presentó en Sitges, donde fascinó a Tarantino, y tenerlo como fan le ha facilitado al joven realizador chileno contar con el consejo de otro maestro del género, Robert Rodríguez, en el apartado de los efectos especiales.