Teatro

Sesenta presos de Granada ponen en escena la ópera flamenca 'esto no es una Zambra'

  • El espectáculo busca utilizar el vínculo de los reclusos con el flamenco para favorecer su inserción social

Unos 60 reclusos derrocharon hoy sobre un tablao del Centro Penitenciario de Albolote (Granada) el ímpetu propio del fandango y la ironía inherente a la comedia teatral con la puesta en escena de la ópera flamenca "Esto no es una Zambra", que recrea la Granada "jonda" de fines del siglo XIX.

Encarnados por los propios presos, cantaores, bailaores, malabaristas y personajes famosos granadinos coetáneos son protagonistas de unas escenas impregnadas por el espíritu de "Carmen", la popular ópera de Georges Bizet, ha dicho el coordinador general del musical, Rafael Pérez.

El espectáculo, que ha sido presenciado por medio centenar de internos, tiene el objetivo de utilizar la vinculación de los encarcelados con el flamenco para favorecer su inserción social, ha manifestado Pérez.

Además de en la coreografías, el cante o en la guitarra, los presos han tenido también la oportunidad de participar en el maquillaje de los actores, el sonido, el vestuario, la peluquería o la escenografía.

"Sentimos la actividad como propia y para nosotros, participar, se convierte en una gran fiesta", ha explicado el recluso y asistente a la puesta en escena Manuel Pato, quien ha señalado que este tipo de iniciativas ayudan a evadirse durante algunas horas de la vida en la cárcel.

El preso, que se ha declarado admirador de "Fosforito", ha pedido a la institución penitenciaria la organización de más eventos como éste, para "distraerse entre rejas".

Con guión de Rafael Pérez y José Hernández García, el montaje integra la interpretación, el cante, el baile y el toque, para asomarse en un tono desgarrado a la vez que hilarante a los orígenes del flamenco con la castiza Plaza del Humilladero de la capital como punto de referencia.

A golpe de palos clásicos como el martinete, la seguiriya o el fandango, la propuesta escarnece con sorna la excesiva fascinación que causaba entre los viajeros el folclore gitano granadino.

En el espectáculo, la voz de los reclusos-actores Manuel Martín y Juan Domínguez, que hacen el papel de herreros de la célebre fragua de Antonio "El Cujón", sirve para amenizar un bautizo en el que se intenta cristianizar a un niño musulmán.

Durante la ceremonia, celebrada en los años setenta del siglo XIX, se aprovecha la ocasión para descubrir los secretos del arte flamenco a una pareja de origen galo que pasaba en ese momento por allí y queda extasiada ante la insolencia y el descaro del arte calé.

Se trata de una ópera flamenca que rastrea en los orígenes de las zambras, ha comentado el regidor de la obra, Francisco López, quien ha destacado el paralelismo entre los inicios del arte flamenco y "la actividad en las fraguas de los gitanos granadinos".

La ópera recrea también "los últimos coletazos" de la etapa de los afrancesados en Granada, así como la pervivencia de "las raíces moriscas" en la capital, que quedan retratadas en el bautizo del bebé musulmán, según ha explicado el regidor.

"Se trata de que la gente vea el flamenco desde la óptica de nuestros presos", ha aseverado Francisco López, quien ha avanzado que se pretende poner en escena la obra "más allá de las celdas".

"Sin duda hemos logrado capturar la atención de los reclusos, para quienes este arte es un sentimiento que ocupa una parte importante de sus vidas", ha concluido.

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