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Solondz regresa a su humor más negro y duro

  • El director presenta su nuevo trabajo, 'La vida en tiempos de guerra'

El realizador estadounidense Todd Solondz pasa su cine por el tamiz del humor, eso sí, el más negro e irónico posible, porque para él, "las películas serían insoportables si no fueran divertidas".

Y un ejemplo de ello es su último trabajo, que llegó ayer a las pantallas españolas, La vida en tiempos de guerra, la historia de tres hermanas bastante perdidas en el mundo, una dura reflexión sobre los seres humanos y sus límites con la que el realizador ganó el premio al mejor guión de la última Mostra de Venecia.

La misma historia y los mismos personajes o casi. Eso es lo que plantea Solondz en La vida en tiempos de guerra, una nueva versión de su mayor éxito, Happiness, doce años después, que no es ni mejor, ni peor, sino "algo diferente", como señala el cineasta.

Los personajes han cambiado de caras, han envejecido en algunos casos y en otros hasta han cambiado de color de piel. Pero el resultado es la misma o mayor crítica social.

Pedofilia, terrorismo, racismo, todo tiene cabida en este nuevo trabajo de Solondz, pero siempre con el envoltorio del humor, porque para este cineasta de Nueva Jersey, "la comedia está intrínsecamente unida al cine".

"Cuando algo terrible te pasa, puedes tomar pastillas, saltar por la ventana o puedes reír. Yo supongo que prefiero reír", explica un pausado Solondz, que sin embargo habla a la velocidad de la luz para explicar que su cine nunca "es una elección calculada".

Es, afirma, "un reflejo de cómo veo y experimento el mundo". Por eso nunca sabe qué va a hacer cuando empieza a preparar un nuevo proyecto. Y La vida en tiempos de guerra no ha sido una excepción.

"Cuando acabé Happiness, hace diez años, nunca imaginé que fuera a revisitar estos personajes o historias pero se ve que mi imaginación no era tan fuerte porque diez años más tarde escribí la primera escena de la película y... es la pregunta del millón de dólares. No sé por qué hago lo que hago". Solondz se encontró con que había más material que explorar, lo que permitía que la película no fuera a ser una réplica sino a tener su propia vida.

"Alguien que no haya visto mi trabajo anterior puedes seguir la historia sin problemas. Sin embargo, para los que están familiarizados con ese trabajo, es una experiencia diferente".

A ello ayudó la elección de otros actores, lo que le permitió conseguir "un significado y color distinto" y le dio a la historia "algo peculiar". Uno de los cambios más difíciles fue encontrar sustituto para Philip Seymour Hoffman, sin duda el actor revelación de Happiness pese a su papel de pervertido sexual.

"No quería a nadie que me recordar a Philip Seymour Hoffman, quería un enfoque totalmente diferente y cuando vino Michael K. Williams y leyó para mí, inmediatamente mostró la apariencia que buscaba", explica del director.

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