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Steven Spielberg, un indie del 'blockbuster'

  • Juan de Dios Salas pretende acercar su figura al público más joven Las proyecciones son en versión original subtitulada en castellano Esta primera entrega contiene las películas de los años setenta

Spielberg es ese director que ha maravillado a una generación, que con ET tuvo sus primeras visitas a las salas de cine; un cineasta al que muchos se han querido parecer y han fracasado; el que piensa y repiensa cada plano hasta que sale perfecto; el que se reinventa. Con el objetivo de acercar su figura a los más jóvenes y que los mayores puedan seguir disfrutándolo, este mes de marzo el Cine Club universitario le dedica su ciclo con motivo del 70 cumpleaños del director de clásicos como Tiburón. En palabras de Juan de Dios Salas, director del Cine Club, "se hace para no tener que hacerlo cuando ya esté desaparecido", señala sobre "un director imprescindible en el cine contemporáneo". Con un orden cronológico, mañana será la oportunidad de ver en versión original Encuentros en la tercera fase.

Spielberg es un cineasta del que "la crítica no ha hablado bien", incluso cuando ha tenido sonados éxitos, llegando a menospreciarlo como "un mero entretenedor de masas". También ha sido tratado de "forma injusta" por la Academia con muchas nominaciones y poquitos premios. El ciclo pretende ahondar más allá de los Indiana Jones, ET y quizás Salvar al Soldado Ryan, más conocidos porque "hay un desconocimiento" de la gran labor como director que ha desplegado dentro del séptimo arte para las nuevas generaciones, llegando según Salas a "una nebulosa" en la que Spielberg, por unos u otros motivos, "es tenido en cuenta pero no es imprescindible, lo cual es un gran error"

La academia además se ha ido empeñando en no reconocerle sus méritos. Sin ir más lejos, su Soldado Ryan hincó la rodilla en 1999 ante Shakespeare in Love, de John Madden y producida por los Weinstein, lo que quizás tuvo algo que ver en este atraco comparable al de Rocky en 1976, cuando le arrebató la estatuilla a Taxi Driver de Scorsese. Pese a todo se llevó en esta ceremonia el Oscar al Mejor Director por esta cinta bélica con el memorable comienzo con el Desembarco de Normandía. Sólo La lista de Schindler en 1994 completó el dúo Mejor Dirección-Mejor Película.

Al igual que otro grande como Martin Scorsese, Spielberg va dando pasos hacia adelante, en contra otra vez de lo que muchos puedan pensar, y no se ha quedado anclado en el éxito y recurriendo a los clichés. El cineasta prueba y prueba para afrontar historias tan diversas como War Horse o Lincoln haciendo lo que mejor sabe: crear imágenes como El diablo sobre ruedas (exhibida en el ciclo), cuando ya Universal le dio la oportunidad, después de pequeños episodios televisivos. Aquí concibió otro tipo de realización, "cansado de esos planos cerrados propios del medio televisivo". "Así que pensó que había que abrirse hacía otro lenguaje, poner la televisión en el horizonte del cine para hacer una narración cinematográfica completa digna de ser vista en pantalla grande como en este ciclo", señala el director del Cine Club.

Otra de las grandes confusiones que tiene el público es que es un hombre de estudio. Nada más lejos de la realidad. Si ha habido alguien independiente dentro de Hollywood es él. No se ha dejado imponer por su estudio, ha desarrollado una fructífera carrera como productor y nunca ha aceptado ser un director de encargos como Coppola después de El Padrino.

Pocos saben dar lecciones de historia del cine en sus películas como él, con continuos guiños a los clásicos como en War horse, donde recuerda al mítico John Ford, al que también evoca en Lincoln, una película que no se puede entender sin las referencias del maestro del western. Igual que El puente de los espías , que invita a ver muchos clásicos sobre el género de los 40, 50 o 60 y que no hay que ver para disfrutar de ellos, pero deja la puerta abierta ahí. "La filmografía de Spielberg es una historia del cine porque, además, tiene la capacidad de aportar soluciones visuales que pocos directores saben hacer", continúa Salas.

Spielberg cuenta con otra bendición añadida: haber sido echado de la una escuela de cine en Los Ángeles, algo que se lleva bien en la industria. Sólo falta que Robert Rodriguez reclute a todos los exiliados de las facultades, como Woody Allen, para firmar un tratado "antiescuelas de cine".

Especial es la devoción que siente por John Ford cuando firma por Universal y el director de Centauros del desierto le hace una prueba para que le ubique el horizonte en unos cuadros. "Cuando sepas poner el horizonte en un plano sabrás dirigir en el cine", le dijo el cineasta que era el terror de los reporteros por sus respuestas cortantes. Es algo que se puede comprobar en diversas películas de Spielberg, como sus entregas de Indiana Jones o en Salvar al Soldado Ryan, donde el rey midas se maneja como nadie en el género de aventuras.

En 1975 Tiburón ya sí fue la línea de no retorno, después de un flojo inicio con Loca Evasión. "Aquí es donde hay que diferenciar al espectador que un blockbuster no es una forma de hacer cine, sino que es una estrategia comercial. Tiburón cambió el rumbo porque Universal invirtió más en su publicidad que en su producción", relata el coordinador del ciclo. Tiburón es una película que se ubica en la serie b, pero que gracias a su brillante dirección y a la estrategia de estrenarla antes del verano funcionó como el blockbuster moderno, enseñándole el camino a la primera entrega de La guerra de las galaxias (1977) que le superaría en beneficios. Algo que explica bien el director del Cine Club: "Un blockbuster de cara a un estudio no supone un éxito, y tampoco hay que mirar mal una película que aterriza en cartelera con esta fórmula". Con Tiburón se dieron los condicionantes y todas las que se han hecho después, con pulpos o pirañas como protagonistas, "han sido un fracaso", continúa Salas para que explicar a continuación que en muchos planos del filme "prefiere sugerir antes que mostrar". El guión original de Tiburón se llamaba Mandíbula y Spielberg se lo llevó prestado (otros dicen que robado) de las oficinas del estudio. La novela de Peter Benchley era bastante mala, pero con el guión reconvertido se le ocurrieron muchas ideas para darle un enfoque distinto con la ayuda del mismo Benchley y Carl Gottlieb. Los resultados en taquilla fueron apabullantes.

Lejos de conformarse dio el salto a la producción, pensando en una serie de títulos destinados al público infantil, pero con irregulares resultados como los Gremlins (productor) o Super 8, en la que le dio una oportunidad a J.J. Abrams. Con más o menos éxito, siempre entendió que el cine es un negocio y que había que hacer inversiones para luego recuperar e invertir. Ideas que en un principio apadrinó, pero luego no intervino en el proceso. Y aunque las comparaciones son odiosas, pero inevitables, en esto se ha diferenciado de coetáneos como Coppola, que tuvo que echar mano de los viñedos para financiar sus proyectos.

Con una quinta entrega en mente de Indiana Jones para el futuro, Spielberg volvió al medio televisivo en la producción ejecutiva de series como Smash, Terra Nove, The River o la más reciente Invisibles, de género misterio que conecta casualmente con la cinta que exhibe mañana el Cine Club Universitario. Descrita por la crítica como una mezcla de ET, Poltergeist y Encuentros en la tercera fase, esta ficción se centra en el miedo que pueden dar los críos en extrañas circunstancias.

En el terreno personal, en 1985 contrajo matrimonio con la actriz Amy Irving, de quien se separó en 1989. La pareja tuvo un hijo al que llamaron Max (nacido en el año 1985). Steven también mantuvo relaciones con las actrices Sarah Miles (La hija de Ryan) y Margot Kidder (Supermán) En el año 1991 se casó con la rubia intérprete Kate Capshaw, a quien había conocido en el rodaje de su película Indiana Jones y El Templo Maldito. Su infancia estuvo marcada por el antisemitismo en su vecindario, llegando a sufrir agresiones en dos ocasiones. Además ganó una medalla de los boy scouts por el que posiblemente fue su primer corto, The Last Gun, un western rodado con sus compañeros de patrulla a los 14 años. Además, como anécdota, cuando entró de becario en Universal dejó algo claro: que no trabajaría los fines de semana, demostrando su personalidad. El director ha tenido que lidiar con la fobia que tiene a las alturas, algo que no le ha impedido rodar y rodar películas tan maravillosas como la que mañana se exhibe en el Cine Club.

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