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Vibrante Orquesta de París

  • La Orchestre de Paris, en su primera parada en el Carlos V, interpretó un programa de clima finlandés, para los amantes de los ecos escandinavos, bajo la dirección de Jukka-Pekka Saraste

Siempre merece la pena escuchar a la Orquesta de París. La última vez que vino a Granada fue hace pocos años bajo la dirección del controvertido Christoph Eschenbach. Ayer pudimos verla bajo la batuta de Jukka-Pekka Saraste. En su perfil de Facebook, Saraste lleva varios días anunciando su actuación en la Alhambra de Granada con espectaculares fotografías. Se nota que los aspectos estéticos le interesan y cree en el valor de la imagen.

Después de ver actuar a la gran dama del violín, Anne Sophie Mutter en Carlos V, con su increíble forma de tocar, anoche tuvimos otro gran concierto dedicado a este instrumento. El francés Renaud Capuçon (Chambéry, 1976 ) interpretó la obra cumbre del compositor alemán Max Bruch (Colonia, 1838-1920), extrayendo los mejores registros del violín. Apareció con chaqueta blanca y su forma de interpretar fue muy aplaudida por el publico. Ya tuvimos ocasión de verlo tocar en Granada hace unos años, cuando dirigía la OCG Jean Jacques Kantarov. Ya en aquella época gustó mucho su interpretación.

Por algo en 1998, Claudio Abbado lo nombró concertino de la Gustav Mahler Jugendorchester. A partir de ahí, este fenomenal intérprete completó su educación musical con Pierre Boulez, Seiji Ozawa, Daniel Barenboim y Franz Welser-Moest. En 2000 fue nombrado Rising Star y Nouveau talent del año. Ayer tuvimos la oportunidad de verlo bajo la batuta de Jukka-Pekka Saraste. Una velada muy diferente a la del pasado jueves con Anne Sophie, pero igualmente brillante que hizo vibrar al público, a pesar del terrible calor.

Un sonido completo e intenso, fruto de la profesionalidad de una orquesta que nunca deja indiferente. Resulta mágico cuando la luna comienza a elevarse sobre el Carlos V reinando sobre el círculo mágico del palacio renacentista. Ese momento llegó en la segunda parte, con la Sinfonía núm. 2 en re mayor, opus43 de Jean Sibelius. Aquí, Jukka-Pekka Saraste demostró que es uno de los grandes directores de la actualidad con un total dominio de la partitura de su compatriota, a la que supo imprimir esa emoción escandinava tan difícil de encontrar pero que provocó que, al dejarnos llevar por la música nos transportáramos a cabañas de madera perdidas en el bosque junto a un enorme lago donde los árboles son tan espesos que apenas dejan pasar la luz.

En un lugar similar vivió Sibelius, modestamente, durante unos treinta años, a pesar de ser uno de los hombres más importantes de su país. En una cabaña pequeña, con sus libros, una radio y un piano. Curioso programa para una velada en el sur de Europa, interesante y original. Un sonido envolvente para una noche de verano más en el Palacio de Carlos V. Muy romántica, además, la primera parte que tuvimos la oportunidad de escuchar.

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