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Los abuelos tienen un plan

Comedia / acción, Estados Unidos, 2010, 111 min. Director: Robert Schwentke. Guión: Jon Hoeber, Erich Hoeber. Intérpretes: Bruce Willis, Morgan Freeman, John Malkovich, Helen Mirren, Karl Urban, Mary-Louise Parker, Brian Cox, Julian McMahon, Richard Dreyfuss. Música: Marco Beltrami. Fotografía: Florian Ballhaus. Cines: Multicines Centro, Kinépolis, Multicines Centro, ArteSiete Alhsur.

Robert Schwenctke sorprendió y levantó expectativas con la áspera y brutal Tatuaje y con la comedia negra Las joyas de la familia. Después se fue de su Alemania natal a Hollywood para estrellarse con Plan de vuelo: desaparecida (una de las películas que mejor empieza y peor acaba entre las estrenadas en los últimos años) y acabar en el pastelito de Más allá del tiempo. Comparada con ellas, Red es su mejor película americana. Lo que, visto lo anterior, tampoco quiere decir mucho. ¡Oh, tiempos!

No es que todo director alemán que se fuera a Hollywood se transformara en Lubitsch, Lang o Wilder. Es que ellos eran quienes eran antes y después de irse. La situación ha cambiado. Sobreviviendo con respiración asistida desde hace al menos dos décadas, el cine europeo atraviesa el peor momento de su historia (con la excepción de las épocas totalitarias de Mussolini y Hitler) y cualquier pegapases obtiene el pasaporte a Hollywood con una o dos películas que llamen la atención. El problema es que en ellas parece haberse consumido todo su talento y, para colmo de males, que llega a un Hollywood que también atraviesa el peor momento de su historia. Así que el fulano de turno parte con su vacío efectismo, propulsado por la obra que agotó su reserva de creatividad, para sobrevivir en la jungla-mercado (antes también era mercado, pero ordenado) de la pos-industria pos-cinematográfica de los pos-EEUU.

Partiendo de un cómic de Warren Ellis -porque las cosas están como están en el cine comercial americano realizado para los actuales públicos adultos infantilizados- Schwenctke ha rodado una parodia del cine de espías (variante duros y violentos) en la que la gracia reside en la edad de los protagonistas: son agentes jubilados a los que la Agencia quiere eliminar porque sabían demasiado; y se defienden recurriendo a sus antiguas, violentas y expeditivas argucias.

Sobra agitación y falta acción. Sobran vergonzosas cámaras lentas y falta agilidad narrativa. Sobra técnica y falta cine. Sus buenos o grandes intérpretes -Bruce Willis Morgan Freeman, Helen Mirren, John Malkovich, Richard Dreyfuss- salvan los trastos. Vale la pena pagar la entrada por ver la que tal vez sea última interpretación de un duro de verdad, el gran Ernest Borgnine, que a sus 94 años y 60 de carrera sigue manteniendo una poderosa presencia en la pantalla. Los mercenarios de Stallone hacía lo mismo mejor, es decir, con más desvergüenza y gracia.

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