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Ellos también amaban

  • Calamar Ediciones recoge en el libro 'Ellos y ellas' lo tumultuoso de las relaciones entre los grandes directores del Hollywood dorado y sus actrices, y que muy a menudo trascendieron los límites de la gran pantalla

Para algunos fueron sus musas; para otros, los grandes talismanes de sus películas y, para el resto, sus objetos de deseo, sus compañeras de viaje, las protagonistas de sus sueños y sus verdaderos -que no únicos- amores. Las estrechas relaciones que siempre han existido entre directores y actrices son casi tan antiguas como el mismo cine, y en todo este tiempo han dado lugar a algunas de las más famosas historias de amor. Hilario J. Rodríguez reúne en Ellos y ellas (Calamar Ediciones, 2010) un total de 21 artículos de críticos y especialistas en cine como Román Raña, Care Santos, Nuria Vidal, Luis Borrás o Patricia Esteban Arlés que profundizan en las relaciones que dentro y fuera de la gran pantalla protagonizaron Orson Welles y Rita Hayworth, Roberto Rossellini e Ingrid Bergman, Billy Wilder y Marilyn Monroe, Federico Fellini y Giulietta Massina, Ingmar Bergman y Liv Ullmann, Luis Buñuel y Catherine Deneuve o Woody Allen y Mia Farrow.

Porque en la historia sentimental de Hollywood ha habido un poco de todo... Algunas relaciones nunca llegaron a trascender más allá de lo estrictamente profesional, como pasó con Alfred Hitchcock y sus innumerables rubias o con Katherine Hepburn y George Cukor. Él era gay y ella había estado muy unida a Howard Hughes, John Ford y George Stevens, entre otros. Discutían continuamente, pero cuando trabajaban juntos la magia fluía demasiado. En su primera película juntos, Doble sacrificio, él tenía 33 años y ella 25; en la última, The corn is green, él tenía 80 y ella 72.

En otras ocasiones los romances surgieron, inevitablemente, durante los rodajes. Así sucedió en 1950 con Roberto Rossellini, Ingrid Bergman y la 'tercera' en discordia, Stromboli. En la pantalla, la historia estaba protagonizada por una mujer que aceptó casarse con un pescador de una pequeña isla para poder escapar de su destino en un campo de concentración. En la vida real, el amor golpeó de forma tan intensa al director y a la actriz que ambos abandonaron a sus parejas y se embarcaron en una relación apasionada apenas duró unos cuantos años. De hecho, las tres Ingrid Bergman que se pueden ver en Stromboli, Europa '51 y Viaggio in Italia son la mejor forma de contar los estados de su relación con Rossellini: de una belleza que no quiere reconocer que está enamorada de un hombre sin atractivo a una furia que enloquece hasta convertirse en alguien imposible con quien convivir.

Pero Rosellini no era el único que dejaba entrever a través de la gran pantalla los vericuetos de sus relaciones. Las Mia Farrow que aparecen en Alice, Delitos y faltas o Maridos y mujeres eran, al parecer, muy similares a la Mia Farrow real que compartía su vida con Woody Allen. Los filmes de Antonioni son el perfecto reflejo del aburrimiento y la incomunicación, tanta como la que se decía que compartía con Monica Vitti; y las convivencias desastrosas que se retratan en las cintas de Ingmar Bergman tenían, al parecer, mucho que ver con la suya con Liv Ullman.

Por suerte para los cinéfilos, estos rompecabezas de relaciones se saldaron muy a menudo con excelentes películas para el recuerdo e innumerables anécdotas que se han encargado de hacer un poco más humanas a las grandes estrellas del celuloide. Rita Hayworth era una de las que no tenían demasiados pelos en la lengua para contarle al mundo lo truculento de su relación con Orson Welles. "A menudo nuestras discusiones amorosas comenzaban al amanecer, él me golpeaba con la almohada y yo le lanzaba cualquier cosa que tuviera a mano; gracias a Dios, tenía mala puntería y nunca conseguí darle en la cara, ni siquiera el día en que estampé contra la pared una lamparita que había encontrado antes en casa de mis padres", dijo un día. Pero como suele pasar, el amor no se termina nunca tan fácil y, a los pocos meses, hizo un gesto de amor mayúsculo y se cortó su larga melena para rodar con él La dama de Shanghai. Él se había encaprichado de ella al verla en la portada de la revista Life y se conocieron en una fiesta organizada para la ocasión por Joseph Cotten. Él la llamó por teléfono al día siguiente y, cinco semanas después, Rita aceptó la invitación y fueron a cenar. Se casaron, aunque el matrimonio duró dos años.

Bruce Willis y Demi Moore, Tom Cruise y Nicole Kidman o Brad Pitt y Jennifer Aniston son otros que han demostrado en los últimos años que el Hollywood más actual no está a salvo de tempestades amorosas. Aunque, como en el cine, matrimonios como los de Paul Newman y Joanne Woodward o Federico Fellini y Giuletta Massina sí se cerraron con un final feliz.

VV. AA. Hilario J. Rodríguez (ed.). Calamar Ediciones, 2010.

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