Literatura

Diez años sin Octavio Paz

  • Hoy se cumplen diez años de la muerte de Octavio Paz, único Premio Nobel de Literatura mexicano.

Diez años después de su muerte, el único Premio Nobel de Literatura mexicano, Octavio Paz, sigue siendo un estandarte fundamental del país, cuya visión crítica sobre México y el totalitarismo le acarreó enemigos, provocando sentimientos encontrados en el orgullo nacional.

Octavio Paz (1914-1998) recibió en 1990 el Nobel de Literatura por su obra ensayística y poética, que incluye cerca de una treintena de títulos como "El laberinto de la soledad" (1950) y es una de las más destacadas de la literatura latinoamericana del siglo XX.

"El laberinto de la soledad" es un estudio descarnado del mexicano, su carácter, sus complejos, su idiosincrasia y su historia, además de una visión poética de su naturaleza más profunda.

Aún su pensamiento crítico genera polémica, como cuando el pasado febrero políticos de izquierda se negaron a que Paz figurara en el "Muro de Honor" del Congreso de México, por lo que se limitaron a llamar con su nombre una sala de la Cámara Alta.

Paz "no necesita que su nombre esté en letras de oro en el Congreso porque ya lo está en la literatura mexicana, latinoamericana y universal", dijo el historiador mexicano Enrique Krauze, quien criticó la "mezquindad" de los diputados, de los que aventuró "no lo han leído".

Krauze aseguró que "Paz fue un demócrata" cuyos "únicos enemigos eran un sector de la izquierda que no creía en la paz ni en la democracia".

"En su corazón siempre fue de izquierdas, nunca quiso a la derecha", indicó, pero Paz "hubiera querido un Felipe González y un PSOE (Partido Socialista Obrero Español) para México" y no la que había, un régimen autoritario del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobernó de 1929 a 2000.

Paz exigió a la izquierda "ser autocrítica y distanciarse de regímenes autocráticos como China o Cuba", dijo Krauze.

Para Adolfo Castañón, quien fue su colaborador en las revistas "Plural" y "Vuelta", Paz siempre tuvo claro que "un intelectual tiene un compromiso con el pensamiento y no con la patria".

En su juventud Paz estuvo muy próximo a la izquierda, asistió al II Congreso de Escritores Antifascistas en plena Guerra Civil en España, pero con los años se fue haciendo cada vez más crítico con el socialismo de la Unión Soviética, e incluso con el mexicano.

En 1951 publicó en la revista "Sur" de Buenos Aires una introducción al texto del francés David Rousset llamado "Los campos de concentración soviéticos", tras lo cual muchos intelectuales de izquierda latinoamericanos le criticaron duramente, recordó Castañón.

"Por esa época fue acusado por algunos de ser un aliado de la CIA estadounidense", agregó.

"Los mexicanos admiramos mucho a Paz porque es un gran escritor que ha universalizado al país, pero en realidad nos cuesta trabajo tragarnos su píldora porque deja un regusto amargo al final", opinó, ya que a Paz "no le interesaba estar en el lado bueno de la historia, sino que se preocupaba por la ética y la inteligencia".

"Paz era una mezcla entre José Ortega y Gasset, Miguel de Unamuno y Antonio Machado", dijo.

Según Castañón, si Paz siguiera vivo "no quitaría el dedo de la llaga".

La viuda de Paz, Marie Jo, se muestra emocionada por el interés que aún despiertan las obras de su marido cuando se cumplen mañana diez años de su muerte, y aseguró a Efe que su obra "sigue verdaderamente viva".

De no haber muerto "seguiría teniendo mucho que decir de la situación actual porque siempre fue independiente y crítico con la realidad", subrayó.

Además de la publicación esta semana de 55 cartas inéditas que Paz escribió al poeta español Tomás Segovia a lo largo de 28 años, y de los múltiples homenajes que le están haciendo, Marie Jo Paz anunció que aún queda material inédito por desvelar este año.

Segovia, por su parte, indicó que aunque las actitudes políticas de Paz "eran muy suyas" y no cayeron bien a todo el mundo, "como poeta y pensador enemigos no tenía".

Elena Poniatowska, conocida escritora mexicana de izquierdas, no quiso entrar en la dimensión política de Paz, aunque reconoció que "es la figura clave en la cultura mexicana".

"Es muy admirado porque honró a México y lo universalizó como nadie lo hizo antes", concluyó.

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