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Una apuesta segura

Grupos: Los Delinqüentes + Alamedadosoulna + Funkdación + Jig Korova + Estrella Sin Luz. Fecha: sábado 11 de septiembre de 2010. Lugar: Recinto ferial del Zaidín. Aforo: 15000 personas.

Al contrario de como se podía leer en los carteles (donde la noche rock se anunciaba como mestiza y viceversa, desconozco los motivos), la tercera y última noche del Festival del Zaidín se reservó para el mestizaje y la pachanga mientras que la del viernes había dedicado a las propuestas más rockeras. Galimatías aparte, la cuota de grupos locales nada tenía que ver con el tono festivo de los cabezas de cartel, y tal vez se hubieran sentido más cómodos ubicados en las noches del viernes o del jueves. Lo cierto es que estas bandas a las que colocan en las primeras posiciones de la noche tuvieron que lidiar como el resto de los días con un recinto de apariencia raquítica. Da igual que sea sábado, el público del Zaidín es trasnochador y no se ve la forma de que los grupos más desconocidos gocen de presencias más nutridas.

Así que resignados se dispusieron Estrella Sin Luz a romper el hielo con su rock peleón de querencia heavy y necrófila. Lo dicho, habrían encontrado más comprensión en el cartel del jueves, junto a esos otros que sin cortarse en sus pretensiones se atreven a utilizar como sintonía La Consagración de la Primavera de Stravinsky, ahí es nada. Sin solución de continuidad, tomaron el relevo Jig Korova, otra formación local que ancla su propuesta en lo más sesudo de aquella corriente que se llamó rock progresivo y que persigue la misma trascendencia que sus héroes del período 68-73. Por si el nombre no daba suficientes pistas (Korova era el nombre del garito donde se refugiaban los protagonistas de La Naranja Mecánica), se atrevieron con una versión de El Hombre Esquizoide del S. XXI de King Crimson. Lanzaron consignas contra la SGAE y explicitaron su renuncia a pertenecer a cualquier organismo de gestión de derechos de autor. Habría que preguntar a Robert Fripp, a ver qué opina.

Con el recinto todavía presentando una muy pobre entrada, el grupo se tuvo que enfrentar a las primeras gotas de lluvia que hasta el momento no habían hecho acto de aparición en un Festival que casi ningún año se suelen perder. Los pocos que había corrieron a refugiarse, aunque todo quedó en un amago, el cielo se abrió y las nubes se retiraron con cortesía antes de que aquello se abarrotara.

La fiesta pues comenzó con Funkdación. Con el respetable ávido de mover el esqueleto y dispuesto para la fiesta, la cada vez más plurinacional formación ofreció un concierto redondo que dejó al personal al punto exacto de calentura para la pachanga de Los Delinqüentes. Damon Robinson se mueve con credibilidad en un repertorio que no se complica la vida en su búsqueda del funk y recrea con solvencia, como el resto de la banda, los fraseos de Sly Stone, James Brown y hasta los Bee Gees vestidos de blanco inmaculado. Las colaboraciones de El Pali y Quilate, un portento de la verborrea, los amantes del hip hop recibieron también sus dosis.

Llegó el turno entonces de rememorar el año anterior, y como entonces, Diego el Ratón, Marcos el Canijo y toda su patulea de fiesteros dieron rienda suelta a su eficaz mezcla de rumba callejera, flamenquito chafardero, reggae de barrio y rock de garrafa tan del gusto del público que canturreó sus guasones chascarrillos hasta las tantas.

Para los que aún disponían de mecha, tras los jerezanos tomó el escenario el uniformado combo Alamedadosoulna, una macro banda con coreografía y una inquieta sección de vientos con culillo de mal asiento al servicio exclusivo del espectáculo y de la fiesta. Su explosiva mezcolanza de ska, polkas, reggae, ritmos balcánicos y sentido del humor puso al Zaidín a gastar suela hasta unas horas tan intempestivas, que seguro que las primeras almas ya tomaban posiciones en la beatificación de Fray Leopoldo. No sabemos si alguien empalmaría una celebración con otra.

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