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El atardecer más 'indiependiente'

  • Los grupos más reconocidos de la escena local como Lori Meyers, Napoleón Solo o Pájaro Jack actuaron ayer en el Palacio de los Córdova con motivo del festival 'Los sonidos especiales'

Las dos de la tarde es más la hora de la tapa que momento para conciertos y el Palacio de los Córdova tampoco es el lugar habitual donde una horda de 'indies' se juntan. Ayer se cerró el ciclo Los Sonidos Especiales de las 2 -organizado por la marca cervecera Alhambra- con los grupos granadinos más reconocidos de la escena. Seis horas de música, uno tras otro empezaron a sucederse en el atardecer.

"Que no falte cerveza", dijo en la presentación del festival el teclista de Pájaro Jack, Dani Guirado. Fue el primero en subir al escenario -uno de los tres acondicionados para la ocasión- y lo hizo cerveza en mano. Tal es su afán que confesó a este diario ser -recientemente- colaborador de Ciencia en el bar , una sección de radio en Radio 3 donde se conjuga el gusto por la ciencia y por los bares.

Subió junto a su grupo al escenario sobre las dos y media de la tarde. El primer verso que se escuchó fue "si mañana puedo ser yo/ lloverá en algún sitio". Antes, el periodista musical Ángel Carmona había anticipado que "el verdadero sol en Granada es la Alhambra". Lejos de llover, el calor mantuvo a los cerca de 950 espectadores a una distancia prudencial del escenario. Si a alguno le parecía que las seis canciones -una arriba o dos arriba- que tocaban cada grupo dejaba la espuma en los labios, al momento volvía a subir otra banda al escenario.

Si las segundas partes nunca fueron buenas, ayer otro grupo rompía con el dicho. Un par de guitarras , un sintentizador, una batería digital y la voz de Alonso Díaz anunciaban a Napoleón Solo, el grupo del que forman parte dos músicos de carrera -el propio Alonso y José Ubago-. Su repertorio empezó con un Sueña conmigo al que le siguió una de las canciones más bailadas ayer, Perdiendo el tiempo -que formó parte de la banda sonora de la película A tres metros sobre el cielo-. Esa emoción al sonar una canción quedó renegada con el set como deejays de Jota y Florent. Fue una sesión más del último que del primero. J (Juan Ramón Cervilla) paseaba por el resto del palecete ante las peticiones de fotografía y el saludo a amigos que pasaban por allí.

"La pasión". Así anunciaba el periodista Ángel Carmona a Vinila Von Bismarck. La actitud de Irene -el nombre verdadero de Vinila- da sentido a su apodo en cada actuación. Da igual que sea en acústico. Vinila fue capaz de anunciar un éxito, como Ay pena, penita, pena, y cantarla al unísono con el público. Más tarde confesó que el concierto fue "la hostia". Carmona, el periodista que al final de cada actuación anunciaba la próxima dijo estar encantado de hacer algo parecido a lo que hizo con RNE en agosto del año pasado con las bandas granadinas. La última visita que hizo la cantante a la ciudad fue en febrero presentando A place with no name. Lejos del título de su último disco, ayer no dudó en rendir homenaje a la ciudad (con un acento marcado) a través de todas aquellas "canciones en las que me inspiraron Granada mucho", el lugar de donde es "toda mi familia", en un escenario a los pies de la Alhambra.

Claro que uno de los cabezas de cartel del festival no era otro que Antonio Arias. Los proyectos del músico se engloban en un tono general que abarca desde su puesta en escena con los nuevos Evangelistas a la reminiscencia a Lagartija Nick o la presencia innegable de Enrique Morente en su obra. El músico parece pensar cada espectáculo a conciencia, y al continuo agradecimiento a la música local y a la marca patrocinadora del evento se le sumó un comienzo que se cita con un "gloria a Dios". No solo glorificando a la figura del cantaor granadino, también al suelo que pisa.

La música independiente tampoco no escapó de los grupos más reconocibles de la escena local. En ello, Lori Meyers como cierre reinvidicaron que hay "cantera en Granada por millones de años" , al mismo tiempo que "los maduros estamos muy bien". Y lo hicieron con su mejor repertorio, en el que tienen cabida canciones como Alta fidelidad, también Mi realidad que a día de hoy tiene en la ciudad su mundo.

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