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La búsqueda

Dirección: Sala el Tren. Aforo: 500 personas. Fecha: 28 de junio.

Una variopinta fauna de orígenes diversos, allegados morentianos, incondicionales de la saga Planetas o Lagartija, y curiosos de la escena local en general, aguardaban expectantes la presentación del nuevo trabajo de Los Evangelistas (nunca un nombre hizo honor tan fielmente a su idiosincrasia) con Soleá, la hija menor, por edad, de Enrique Morente, faro y brújula de un proyecto basado enteramente en su obra, consagrado a difundir su mensaje. Encuentro es el elocuente título del mini álbum que han elaborado juntos, un artefacto que con tan solo cinco cortes ha elevado el listón de su mesiánica misión a sus mejores cotas, a mayor gloria del maestro del Albayzín. Fue precisamente Gloria la canción que en voz de Antonio Arias abrió la noche. Y aún sin la presencia de Soleá, los atronadores tambores de Eric, las densas guitarras de Florent y Jota y el bajo omnipresente de Antonio, coronados por los apocalípticos teclados de Jota Machuca, que aportaban a la cortina sonora un tono grandioso, telúrico, al modo del mellotron de King Crimson, acometieron otros temas del debut Homenaje a Enrique Morente: En un sueño viniste, con Antonio a la voz, Serrana de Pepe de la Matrona y Encima de las corrientes, ambas a cargo de Jota. Apareció entonces la figura, bella e imponente, de Soleá, que atacó los primeros versos de No solo yo. Como una apisonadora el grupo desplegó todo su poderío sónico sobre el que cabalgaba la voz de Soleá arropada por las de un Antonio entusiasta y feliz en su papel de motor energizante de la banda y la de un Jota igualmente cómodo en el suyo de secundario imprescindible. La propuesta no es unánimemente bien recibida por todos. Para muchos resulta una barrera infranqueable el regusto añejo, a ese rock andaluz caduco que no había superado el sarampión progresivo, puro antipop, que a primera escucha es la impresión que deja. Para otros, la contribución de Soleá no termina de estar definida, y en ocasiones se aprecian pasos en falso en su manera de decir. Y unos y otros, teniendo seguramente una parte de razón, no comprenden que es precisamente en esa búsqueda donde reside el mayor interés del proyecto, en el privilegio que supone asistir a ese work-in-progress en el que una artista busca su lugar delante del público. En esa tesitura fueron cayendo los temas del repertorio hasta llegar a La Estrella, uno de los hitos de Enrique, que Soleá atacó con mayor convicción. Continuaron con El Loco, y por momentos parecieron ser Los Planetas los que se hubieran apoderado del escenario con su arreglo inequívocamente psicodélico. Después de La Sangre de mi corazón y Amante, el concierto alcanzó su clímax con las Alegrías de Morente, y culminó con las que son seguramente las dos perlas con mayores posibilidades de convertirse en éxitos del grupo, la arrebatadora Si tú fueras mi novio y la letanía sublime de Donde pongas el alma. Los Evangelistas, con el consentimiento de su estirpe, habían concluido su misión evangelizadora en su tierra. Ahora tocará predicar más allá de la muralla zirí.

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