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"Las canciones no se pueden forzar, son algo casi orgánico"

  • l Sona Kay actúa esta noche en el bar La Tertulia a partir de las 20.00 horas.

Sona Kay regresará a Virginia en apenas unos días, pero antes quiere despedirse de una ciudad que le ha "fascinado" con un concierto en el bar La Tertulia. Canciones que "salen de los sentimientos más intensos" y que hablan de la "importancia de la fe y de compartir con otros las emociones" estarán salpicadas con todas las anécdotas y recuerdos que han acompañado su estancia en la ciudad durante los últimos cinco meses como alumna en el Granada Institute of International Studies.

Kay empezó a interesarse por el piano siendo muy niña y con diez años ya tocaba en la Iglesia con una guitarra que le regaló un amigo y que aún hoy sigue siendo la única que posee. "Es como un bebé, mi hijo. Compongo con ella y toco con ella. Es mi mejor compañera", afirma la cantante, quien pese a su "pesimismo vital" destaca la importancia de "mantener viva la esperanza" y convertir en cosas buenas las derrotas: "Nunca puedes forzar una canción, porque componer es casi un proceso orgánico, las ideas pueden venir incluso hasta en el ascensor. Lo bueno es aprovechar hasta la peor de las situaciones para hacer la mejor canción del mundo".

Con un disco editado, entre canciones como Fight for me, She dances alone, Over come, Unspoken o Stand se cuela un tema en español, Contra corriente, que habla de las identidades culturales del mudo: "Somos bastante etnocéntricos y aún tenemos que comprender que puedes descubrir grandes cosas en los demás".

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