Actual

La ciudad automática

Junto a los de Fernando Pessoa y Mário de Sá-Carneiro, el nombre de José de Almada Negreiros (1893-1970) remite a los años aurorales de la vanguardia en Portugal, que coinciden con la fiebre porvenirista que se extendió por toda Europa para proclamar con furia teatral el ocaso de la estética decimonónica. Apóstol del futurismo -su Ultimatum a las generaciones portuguesas del siglo XX data de 1917-, feroz impugnador del "sentimentalismo saudosista" de Teixeira de Pascoaes y entusiasta de la modernidad en los felices veinte, Almada fue no sólo escritor, pintor y dibujante, sino también escenógrafo, diseñador y hasta bailarín, un artista total que abanderó la legendaria revista Orpheu (1915), de efímera trayectoria pero perdurable influencia entre los sectores más inquietos de las artes .

Escrita a mediados de los años veinte y publicada bastante después, en 1938, Nombre de guerra es la novela más celebrada de Almada y una de las obras de referencia de la vanguardia portuguesa, inédita hasta ahora en castellano y recién publicada por la editorial sevillana El Olivo Azul, en una estupenda edición acompañada de un prologuillo nada memorable de Ramón Gómez de la Serna.

Dividida en breves capítulos, Nombre de guerra cuenta la relación entre Antunes, un perplejo provinciano que llega a la Lisboa incipientemente cosmopolita de la segunda década del siglo, y Judit, una suerte de flapper que trabaja como chica de alterne en un club de moda. El confuso protagonista se embarca en una búsqueda del sentido de la existencia, pero sus cavilaciones importan menos que la descripción de la vida nocturna de la capital, realizada por un autor que conocía de primera mano los ambientes mundanos y nos dejó en este experimento de época.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios