Festival internacional de Jóvenes realizadores 38 trabajos concurren al certamen de acción real

El coste de la creatividad

  • La falta de presupuesto a la que se enfrentan los creadores españoles y latinoamericanos contrasta con las facilidades que ofrecen otros países como Noruega, aunque con trabajos de menos calidad

Son dos cortometrajes sobre el amor, pero desde ópticas muy diferentes. En el primero hay galletas y poco sexo, mientras que el segundo cuenta la historia de dos almas solitarias que se unen gracias al encanto de un bolero y la muerte. Ambos trabajos compiten junto a otros 36 en la sección de Acción Real del Festival Internacional de Jóvenes Realizadores, cuyo premio será otorgado por el público.

Dager AV Kjaerlight (Días de amor), del noruego Eric Magnusson será mostrado esta tarde, mientras que La última vez, del colombiano Jorge Amaya pudo visualizarse ayer en el teatro Isabel la Católica. Los dos jóvenes directores protagonizaron un encuentro informal en la tarde de ayer, en el que abordaron los problemas a los que se enfrentan los realizadores a la hora de crear cortometrajes y cómo estos varían según el país donde se produzcan. Así, si los realizadores españoles y latinoamericanos se enfrentan a limitaciones económicas, los noruegos cuentan con todos los medios a su alcance -al año se crean alrededor de 500 cortos- pero con "menos calidad" en los guiones.

Eric Magnusson, que participó como actor en el filme Un día bajo el sol junto a Pilar Bardem y Francisco Rabal, explicó que Dager AV Kjaerlight es un trabajo que no tiene diálogos "porque muestra la callada relación que mantiene un matrimonio", lo que puede ser "bastante doloroso", según valoró. El contrapunto es el chasquido del pan caliente y un escenario que deja bien claro que no se trata de una pareja al uso: "En Noruega, con el boom del petróleo, las casas de las parejas con recursos son muy similares pero el ambiente que he retratado es muy distinto".

En la relación, ilustrada por los actores Harald Kolaas y Martha Kjorven, el hombre "deja de tocar a su mujer y disfrutar de las relaciones", por lo que ella comienza a tener miedo de perder interés sexual y decide "fotografiar sus partes íntimas para mantener su belleza". Magnusson confesó que se inspiró en una imagen que quedó anclada en su mente cuando tenía tan solo ocho años: "Fui a recoger las fotos de las vacaciones que pasé con mi familia a Correos, pero al abrir el sobre encontré fotos de otras vacaciones que tuvieron mis padres y en las que aparecían desnudos". El cortometraje, realizado con un presupuesto de 500 euros y durante dos años, aún no ha sido estrenado oficialmente, por lo que su autor espera impaciente la respuesta del público en España.

Muy diferente es el trasfondo de La última vez, del colombiano Jorge Amaya, en el que el mítico tema Bésame mucho pone melodía a una historia sobre la "unión entre la vida y la muerte" y a la reflexión sobre cuál es la última vez en la que se encuentra una pareja. Su director, Jorge Amaya, explicó que el cortometraje se hizo con "mucha pasta del bolsillo y subvenciones ministeriales", apuntando que la falta de recursos económicos es la gran traba con la que se encuentran los jóvenes realizadores, ya que "cuesta un mínimo de 20.000 euros".

Según relató Amaya, la idea de rodar el corto surgió a raíz de una investigación en la que se afirmaba que la canción de moda entre los soldados norteamericanos de origen latinoamericano para despedirse de sus parejas en el contexto de la II Guerra Mundial era Bésame mucho.

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