álvaro urquijo. cantante

"Me cuestiono muchas veces si merece la pena sacar disco en una industria así"

  • Los Secretos celebran 40 años de éxitos y de larga carrera con un emotivo concierto en la Plaza de Toros el viernes

  • El grupo de pop rock madrileño publicará nuevo disco a finales de año

Quién le iba a decir a Los Secretos hace 40 años, cuando ensayaban en una nave industrial y soñaban con ser Serrat o Cat Stevens, que iban a amasar una carrera tan fértil y larga. O que temas como Ojos de gata y Agárrate fuerte a mí, María estarían entre las páginas más memorables del cancionero pop rock español. Los tres hermanos Urquijo -Javier, Álvaro y Enrique-, fundadores del grupo, comenzaron con esta "apasionante" aventura, un deseo loco de "jovencitos", sin más ambición que la de tocar la guitarra y pasarlo bien. Un homenaje en febrero de 1980 a su batería José Enrique Cano Canito, fallecido en 1979, inauguraba la movida madrileña. La banda viviría entonces dos décadas de infarto -contratos leoninos, poca promoción, la muerte del nuevo batería, Pedro Antonio Díaz- hasta conseguir cierta estabilidad. El fallecimiento de Enrique Urquijo en 1999 supondría un duro golpe. Dos décadas después, el conjunto liderado por Álvaro Urquijo celebra 40 años de éxitos -y de resistencia- con una gira aniversario, que pasará el viernes por la Plaza de Toros.

-¿Cuál es el recuerdo más nítido que tiene de los inicios del grupo?

Decidimos apostar por nuestra música y pasarlo mal. Desde el año 83 hasta el 87 estuvimos sin un duro"

-La época del comienzo fue súper apasionante. Ten en cuenta que en aquel momento acceder a la música era más complicado y no todos los jóvenes tenían un ordenador como hoy día. Para unas chavales como nosotros, tocar un instrumento y ensayar juntos, aunque no tuviéramos ninguna aspiración profesional, era emocionante. Ahora los niños se ilusionan con un dron, pero antes querían tocar una guitarra.

-El fenómeno de la música se vive de otra manera, desde luego. Sin embargo, esa idea que se tiene del músico que no llega a fin de mes permanece en el imaginario colectivo. ¿A qué es debido?

-Entiendo que si alguien hace un buen trabajo, no se le reconoce y encima sus ingresos le impiden dedicarse a esta profesión, sus más allegados le pregunten: "¿Estás loco? ¿De qué vas a comer? Y claro, esto puede convertirse en una percepción generalizada.

-¿Cree que parte de culpa la tiene el Estado?

-Ningún partido, ni la UCD, ni el PSOE, ni el PP, ha tenido nunca una política cultural concreta. Tampoco he sentido que apoyara a un segmento de la cultura, ya sea el cine, la música. Hay un colectivo de miles de personas, donde me incluyo, que se siente indefenso y que no se ha visto representado ni apoyado. Si mira a otros países se dará cuenta de lo equivocados que estamos aquí. A los franceses les gusta su cine y van a verlo. Allí los políticos protegen lo suyo. Si bajan las recaudaciones del cine toman medidas y ajustan los impuestos.

-¿Qué opina que a las 65 años tenga que elegir entre la pensión de jubilación o el cobro de los derechos de autor?

-Eso dice mucho sobre la percepción de la cultura que tienen nuestros gobernantes. Cuando subieron el IVA cultural a nadie se le ocurrió hacer un estudio del impacto de ese cambio. Lo que ocasionó fue el cierre de casi 1.000 cines, muchos despidos y que luego esos locales se convirtieran en bloques de pisos o tiendas de multinacionales. El panorama ha empeorado. No tienes nada más que mirar que a finales de los 90, principios de los 2000, las listas de éxitos. Estaban copadas por rockstars españoles: Manolo García, Joaquín Sabina. Ahora los primeros puestos de la lista los ocupan los éxitos internacionales. Si fuera gobernante, impondría una cuota de contenidos culturales donde apareciesen artistas españoles.

-¿Favorecería que se programaran contenidos musicales?

-Claro. En la tele sólo hay concursos de talentos. No tengo nada en contra de Operación Triunfo, pero algunos participantes no hubieran conseguido nada de haber intentado salir a la luz por sus propios medios o por las vías de hoy.

-¿Podrían convivir en la parrilla los talent shows y los programas de música como los de antaño, tipo La edad de oro?

-Sí. Ocurre en otros países como Inglaterra y Estados Unidos. Aquí hay talent shows, pero no hay show para los talents. En 1996 publicamos el recopilatorio rojo y vendimos 300.000 discos en un año. Era la primera vez que nos ocurría en nuestra vida. Los Secretos nos quejábamos porque teníamos que hacer 30 televisiones y me decía: ¡Treinta playbacks! ¡No, por dios! En la televisión se podían ver programas de música clásica, jazz, músicas del mundo. Desde 2012 hasta ahora hemos hecho tres o cuatro televisiones.

-Los Secretos no se parecían en nada, ni musical ni estéticamente hablando, a los grupos de la Movida. ¿Fue muy complicado resistirse a los cantos de sirena de la industria?

-No éramos capaces de hacerlo. No teníamos la ambición de vender nuestra imagen y ganar mucho dinero. Podríamos haber intentado ser más comerciales, sí. Fue una elección nuestra. Sabíamos perfectamente que lo que estábamos haciendo no estaba en la línea de la nueva ola madrileña. En España, en aquella época, o eras muy modernillo o lo tenía jodido. Nosotros lo pasamos canutas. En el año 83 la discográfica no nos renovó el primer contrato y, lejos de ser algo festivo, nos quedamos solos en un mar de lobos. Decidimos apostar por nuestra música y pasarlo fatal. Desde el 83 hasta el 87 estuvimos sin un duro. Al final, Los Secretos hemos vivido del público y de nuestras canciones, no de las modas.

-¿Qué piensa sobre los grupos españoles que cantan en inglés?

-No lo hago, pero lo respeto. Nosotros escuchábamos a los Beatles, a los Rolling, a Dylan, pero no sabíamos tanto inglés como para componer canciones en ese idioma. Nuestra intención era emular a los grandes como Serrat, y pensamos que cantando en un idioma en el que nos entendiéramos al menos cabía la posibilidad de hacer canciones bonitas.

-Son una referencia de la escena pop rockera de este país. ¿Qué grupos jóvenes escuchan?

-Morgan, los Zigarros. En España hay muy buenas bandas.

-Antes me decía que han llegado a vender 300.000 discos en un año. Ahora eso es casi impensable, tal y como está la industria. ¿A qué niveles le perjudica?

-A la hora de organizar mi vida. Hace 20 años, hacías un disco con buenas canciones, éste tenía un recorrido, hacías promoción y luego dabas 30, 40 conciertos. Ahora uno se tiene que volcar en la carretera. Tenemos que trabajar el triple y de manera más intensa.

-¿Eso perjudica a la creación?

-Honestamente, sí. Esta tan devaluado el talento en la industria musical que te cuestionas muchas veces si merece la pena sacar un disco. Hay una segunda lectura. Ahora se hacen discos para que los seguidores tengan nuevo material y para que el grupo crezca y lo lleve al directo.

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